Otero señala el camino

ESTO ES DE AGRADECER y mucho puesto que abundan los padres y los niños de la patria incapaces a la hora de explicar por dóde deben ir los humanos deseosos de llegar a nuevas tierras. El señor Joaquín Otero, cuyas manifestaciones sigo con agrado en estas tierras, choca, en cierto modo, con las partidas negativas que suelen arrastrar los militantes de los llamados partidos bisagra; unos partidos, y he conocido muchos en mi tierra de origen, que encuentran escasa audiencia tan pronto como dejan de ser lo que he dicho: un partido bisagra. En un análisis de sus componentes ideológicos, junto al deseo de relegarlos a las minorías decisivas, les exhibe con magros recursos, con escasas o nulas posibilidades de gobernar y con un cierto refugio de escasa ética que les hace tránsfugas. Sin embargo, en la partida opuesta exhiben una contextura robusta, un propósito de huir de los buscadores de oro, a la hora de los recuentos; valga también una entrega sin límites a los valores históricos, muchas veces adormecidos por las conveniencias de los llamados grandes partidos. En cualquier caso ,sigo sin encontrar en filas ajenas a la UPL del señor Joaquín Otero un propósito, modesto si se quiere pero firme y resuelto de lo que hoy quiero recoger como la imprescindible andanza para lograr para León un futuro al que creemos que tenemos derecho. Joaquín Otero dijo el pasado lunes y, desde luego en el Diario de León, que para que León se conforme como autonomía es preciso que dos instituciones se pronuncien en este sentido: la primera el acuerdo del Congreso de Diputados y el Senado; otra instancia es el Parlamento autonómico. Y todo hace comprender que sin una manifestación inequívoca en el Parlamento nacional (Congreso y Senado) y también la del Parlamento autonómico con sede en Valladolid, como bien sabemos, es indispensable que los representantes del PSOE, tanto en Valladolid como en Madrid, «con el presidente del Gobierno a la cabeza», digan que se van a iniciar los trámites para que León sea comunidad autónoma. Así llegaremos todos a entendernos. Ya era hora la de aceptar el acuerdo del Ayuntamiento de León, surgido de las elecciones del 27 de mayo pasado; sobre todo porque esa aceptación traduce la voluntad de caminar por la senda diseñada por Joaquín Otero. Un acuerdo en función de esta necesidad, hoy explícita gracias al propio Otero, pero que cara al futuro, y por eso de las voluntades autonómicas del PSOE en las dos instancias, lleva a un cierto escepticismo si se piensa en las negociaciones entre el Partido Socialista Navarro y Nafarroa Bai. Conviene matizar y no caer en errores tan garrafales como los del ex consejero Valín que se despidió del cargo asegurando que en su demarcación «jamás habría topillos».