Diario de León

TRIBUNA

25 años de un acuerdo histórico

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SE ACABAN de cumplir 25 años del histórico acuerdo de la Diputación de León del 13 de enero de 1.983 en el que se aprueba una moción de José María Suárez diputado de Alianza Popular (hoy PP) por la que se instaba a la Diputación a que se iniciasen los trámites necesarios para que se llegase a constituir una autonomía leonesa. La moción fue aprobada por la aplastante mayoría de 20 votos a favor y tan sólo 4 votos en contra (hubo también dos abstenciones) Curiosamente en ese pleno no había representantes de ningún partido regionalista. Ello evidencia que la reivindicación de que la Región Leonesa se constituyese en Comunidad Autónoma era algo que se extendía al conjunto de la sociedad y a todos los partidos políticos. Esa Diputación estaba presidida por UCD como partido y sus integrantes pasaron mayoritariamente a formar parte del PP. Hoy, sin embargo este partido no tanto por sus convicciones internas como por su necesidad de respaldar al Gobierno de V. Herrera parece abanderar la defensa del actual marco autonómico. La historia y la política tiene estas paradojas. Asistimos con demasiada frecuencia a que los intereses económicos de los partidos y el acceso a puestos altamente remunerados se sitúen por encima de las propias convicciones, de modo que antes que unas determinadas ideas se defiendan unos puestos de trabajo y el propio bienestar económico de aquellos que integran un determinado partido. Así las posiciones pueden ser muy distintas (de cada partido) en función de que el mismo ocupe una posición de poder o por el contrario actúe como oposición. Este acuerdo al que hace referencia este artículo fue posteriormente refrendado por los principales ayuntamientos. Sin embargo la voluntad así expresada por las principales instituciones democráticas no fue respetada por los tribunales sobre la base de que a esas instituciones se les reconocía el derecho a iniciar el proceso pero no a posteriores cambios de rumbo o rectificaciones. No ha habido pronunciamientos posteriores de la Diputación sobre este tema concreto. En consecuencia los leoneses hemos sido incluidos en el actual marco autonómico en contra de nuestra voluntad expresada en cuantas oportunidades hemos tenido ocasión de hacerlo y también en contra de la voluntad de nuestras máximas instituciones. La reivindicación de una autonomía para la Región Leonesa no es sólo algo que se demanda desde el leonesismo sino que se hace desde las propias convicciones democráticas de respeto a la voluntad popular y a sus instituciones. La Junta de Castilla y León tiene una legitimidad en base a las resoluciones de los tribunales pero carece de legitimidad política en base a que se ha constituido contrariamente a los deseos de los leoneses (como lo atestigüa esa votación de hace 25 años) Es curioso que por defender este tipo de cosas a algunos se nos vincule con el nacionalismo. Aquellos que lo hacen se olvidan de que el himno de León comienza diciendo «Sin León no hubiera España». Qué quieren que les diga pero no veo a Ibarretxe a Carod Rovira o a Artur Mas en el descanso de su Euskalherria-Catalunya cantando un «Sin Euskadi no hubiera España» o «sin Catalunya no hubiera España». Sin embargo en cualquier acto de UPL es algo común. Podría dar más ejemplos pero con este podría bastar. Aquellos que buscan asimilar UPL al nacionalismo lo hacen o desde la ignorancia o desde la mala intención. Es un hecho que desde Valladolid se nos acusa de casi todo, entre otras cosas de insolidarios. Se hace una invitación permanente a la sumisión y al silencio. No importa que los centros administrativos se concentren en esa capital (ni tan siquiera en la provincia), no importa que asistamos al declive demográfico y económico de las tres provincias de la Región Leonesa. Se viene a reclamar que adoptemos una postura estoica que nos permita aguantar cualquier cosa. Desde esa glosa a la unidad territorial de Castilla y León se nos pone como referente de «enemigo» a los catalanes o vascos. Martín Villa como gran impulsor de esta autonomía lo hizo sobre la base política de intentar construir un centro fuerte que actuase como fuerza centrípeta contra los nacionalismos periféricos. Esa y no otra fue la tan traída y llevada razón de Estado de Martín Villa. Una razón política que luego ha tratado de arroparse en un traje histórico hecho a la medida de ese poder político con las contraprestaciones económicas correspondientes. Una de las muchas aportaciones que León ha hecho al concepto de España es la de definirla como una unidad plural en la que tan español es un vasco como un andaluz o un catalán como un extremeño. La pluralidad es la esencia de la libertad. Los leonesistas creemos en ello y rechazamos las uniformidades impuestas contra nuestra voluntad y la de nuestras instituciones.

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