Cromañones modernos

SURGEN IDEALISTAS, cercanos a la chifladura, que deciden abandonar la ciudad y se dirigen a la naturaleza salvaje a vivir en soledad, de lo que recolecten o cacen. Esta búsqueda de purificación a veces termina funestamente, caso de Christopher McCandless, muchacho universitario que murió en Alaska de hambre, intoxicado por los alcaloides de raíces de plantas silvestres con las que se alimentaba, argumento que ha servido a Sean Penn en su película Hacia rutas salvajes . También en León se conocen casos de personajes dispuestos a defenderse en el campo como los hombres de Cromagnon, pero sin su resistencia física ni sus conocimientos del medio. En el pueblo abandonado de Las Tejedas, en la umbría de robles al norte del Acebo, ha residido una larga temporada Kriek Voldheim, holandés errante émulo de la vida frugal de los cazadores paleolíticos. Establecido un cubil de piedras y techo de piornos, encendía la lumbre a base de pedernal y yesca. Un camastro de hierba seca, musgo y helechos servía de yacija al penitente. La alimentación se ha basado en la cosecha de frutos -arándanos, moras, escaramujos, manzanas bordes bellotas y castañas- , acompañada de cocimientos de ortigas y plantas tipo apio como el hinojo de oso. Las escasa proteínas han procedido de algunas truchas pescadas a mano en el arroyo, de las larvas de hormigas rojas, de gusanos blancos extraídos bajo piedras y de contadas liebres apresadas en lazos de crin de caballo. Incluso llegó a ingerir los restos putrefactos de un par de corzos depredados por los lobos. También, en días de calor, atrapaba a mano lagartos verdinegros y ocelados que asaba en las brasas y cuya carne recordaba la textura de los pollos que comía en su país. El problema de Kriek fue su enflaquecimiento extremo. Un tío longilíneo, de uno noventa de estatura y 80 kilos de peso, fue convirtiéndose en niño hambriento de Darfour, todo pellejo y huesos. Salió para Astorga a embaularse un cocido maragato.