A la de Mariano, cuatro

CADA VEZ que oigo a un padre comentar lo de «al mío le han quedado cinco y va a tener que repetir» me entra la risa. «Mira, macho», procuro consolarlo con una palmadica en la espalda, «peor es lo de la pobre niña de Mariano, el del PP, que tiene para cuatro cursos de aquí al 2012 y ahí la tienes, tan fresca». El que no se consuela es porque no quiere. Seguramente Mariano ha leído a Fray Luis de León, el sabio profesor que tras pasar tres años preso de la Inquisición, cada tiempo tiene su propio pensamiento único, reinició las clases con aquel famoso «...decíamos ayer...». Pero muy ilustrado no debió ser, porque de haber leído el «Fray Gerundio de Campazas», alias «Zote», de su paisano el Padre Isla, otro gallo de San Isidoro le hubiera cantado. Después de Pascua vuelve un largo curso político en el que no está claro que este país de bachilleres por decreto de la Logse haya aprendido algo del curso anterior. Por lo menos las asignaturas pendientes siguen siendo las mismas: negociaciones con nacionalistas y terroristas de ETA que a punto estuvieron de llegar a un «suficiente» raspado, inmigración, el teorema de Pitágoras sobre el ángulo de caída del precio de los pisos y el de Euclides sobre el paro y la inflación, que desplazan volúmenes de economía sumergidos en fluídos como un barril de petróleo. Hacen gracia estos del PP diciendo que bueno, patatín y patatán y que ya aprobarán en septiembre de dentro de cuatro años. Pero oiga, no. Hace falta que el último de la fila dé un paso al frente para no seguir repitiendo en la oposición y suposición de alternativa al Gobierno. En política, y es justo y democrático, el presidente Zapatero va a dar otros cuatro años clases de Educación para la Ciudadanía, a lo que Rajoy podrá como mucho alegar la regla de tres del sentido común o la prueba del nueve de lo que España ha dejado de pintar en la diplomacia mundial lo que un punkie con el antisistema Moratinos. Eso les da igual. No es por nada, pero al PP le hace falta alguien más cabrito y repipi que Mariano y la su niña.