Diario de León

LA VELETA

Extremos que se acercan

Publicado por
ANTONIO PAPELL
León

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EL 16 Congreso del PP ha representado inequívocamente una renovación del partido, tanto generacional cuanto de imagen y, en cierto modo, de ubicación ideológica. No cabe duda de que Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría componen un tándem mucho más moderno, rompedor y atractivo que el que formaban Acebes y Zaplana, e incluso en el lenguaje la novedad es innegable. Esteban González Pons ofrece al partido un rostro más inteligente, penetrante y simpático que anteriores portavoces. Y el incombustible Javier Arenas, contraparte del PSOE en la negociación del modélico estatuto andaluz, exhibe unas ideas mucho más avanzadas que otros predecesores en la cuestión territorial, que sin duda encontrará cauce hacia el gran consenso que se necesita. Pero en el otro lado del espectro político, también el PSOE ha experimentado clarísimas mudanzas. En primer lugar, el propio programa electoral del 2008, que sí fue redactado para ser aplicado (no como el del 2004, que tenía algunos rasgos utópicos porque en su fuero interno pocos socialistas pensaban que estaban en condiciones de ganar) es muy templado, en parte porque algunas reformas radicales que resultaban tan osadas como necesarias para acomodar la política al país, ya se han ejecutado, y en parte también por la sedimentación natural de un partido y de un líder que han madurado mucho con el ejercicio del poder. Además, la política de pactos desarrollada en la anterior legislatura por el PSOE, forzada por la situación (cuando Zapatero llegó al poder sus conmilitones catalanes ya habían firmado el Pacto del Tinell, se habían coligado con ERC y gobernaban en Cataluña), y que ha dado como consecuencia en la práctica la laminación del nacionalismo periférico, ya no tiene sentido, por lo que este hecho, unido a la subida del número de diputados de la formación gubernamental, otorga a los socialistas manos libres para gobernar sin sentir en el cogote el aliento extremista de las gentes de Carod Rovira. En definitiva, los extremos, los dos grandes partidos estatales, que mantuvieron sendos discursos virulentamente antagónicos en casi todo durante la etapa 2004-2008, comienzan a aproximarse y a tocarse en el centro, en el eje de simetría del espectro político, aunque ideológicamente persistan lógicamente las naturales (y saludables) diferencias.

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