EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA
Corrupción en la cárcel Gaddafi se enfada
MUCHOS nos hemos preguntado con frecuencia cómo es posible que circule droga en las cárceles. Lo sucedido en la de Palma de Mallorca nos aclara en parte esta cuestión: dos clanes mafiosos formados por funcionarios de prisiones y por peligrosos presos han traficado con toda clase de productos prohibidos: desde botellas de whisky -a 300 euros- a móviles liberados -1.500 euros-. Una de las mafias envió recientemente un corazón de cerdo, semejante al humano, a la esposa del director de la prisión. Chantajes, amenazas, palizas, corrupciones de toda índole gotean de este oscuro asunto. Hay funcionarios detenidos. Todo esto huele mal y la opinión pública demanda una explicación exhaustiva. El mundo carcelario se presta a que la bruma oculte esta clase de excesos que son intolerables. Y es necesario, visiblemente, que se extremen los controles para que lo sucedido en Mallorca no vuelva a repetirse en parte alguna. LA NOTICIA apenas ha requerido una breve gacetilla y ni siquiera ha salido en todos los medios: el Gobierno libio ha suspendido todos los suministros de productos petrolíferos a Suiza porque el dictador de ese país, Muammar el Gaddafi, se ha irritado sobremanera por la detención de su hijo y su esposa en un hotel por las autoridades helvéticas bajo la acusación de haber maltratado a dos empleadas domésticas. Este incidente explica mejor que cualquier denso tratado en qué consiste la «dependencia energética» de la mayoría de los países europeos con respecto a los países productores de petróleo, en su mayor parte gobernados por autócratas sin escrúpulos que utilizan los recursos que obtienen para sojuzgar a sus pueblos y consagrar la dominación de sus súbditos. Así las cosas, se entienden mal los escrúpulos occidentales a la hora de rebajar por todos los medios dicha dependencia. No sólo mediante las virtuosas energías renovables sino también, y sobre todo, mediante la energía nuclear que podría devolver a nuestros países la mayor parte de la soberanía perdida.