Diario de León

TRIBUNA

La deuda de Iberdrola con Riaño

Publicado por
FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ ROJO
León

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LA DEUDA HISTÓRICA de Iberdrola con Riaño se origina desde el momento en que fue esta empresa el beneficiario directo de la construcción del pantano así conocido, que destruyó ocho pueblos y liquidó económicamente la comarca de mismo nombre. Para entender la titularidad de la deuda conviene seguir el tendido histórico de las empresas eléctricas españolas y las principales consecuencias socioeconómicas derivadas de los oscuros intereses económicos alrededor de la electricidad, paradójicamente, un recurso tan próximo y luminoso. Hasta finales de los años sesenta y comienzo de los setenta del siglo pasado, la producción eléctrica es fundamentalmente de origen hidráulico (pantanos) y térmico (carbón). La inversión para la construcción de estas faraónicas obras la realiza el Estado, construyendo centrales térmicas y grandes embalses con dinero público. Las principales centrales térmicas se explotan por la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), mientras que los aprovechamientos hidráulicos se ejercitan por empresas privadas con implantación regional vinculadas a cuencas hidrográficas mediante concesiones. Iberduero en la cuenca del Duero, Hidroeléctrica Española en la cuenca del Tajo, Fecsa en Cataluña, Unión Fenosa en la cuenca Miño-Sil, Hidrocantábrico en Asturias, Sevillana de Electricidad en Andalucía. La inversión estatal se justifica por el interés nacional de los regadíos en el caso de los pantanos, y por la necesidad de mantener el sector estratégico del carbón en el supuesto de las térmicas, jamás por las concesiones para la producción hidroeléctrica y nunca por el cuantioso capital que requiere la inversión en grandes centrales térmicas En los años setenta y principios de los ochenta se producen dos circunstancias sustanciales que caracterizan el período, por un lado la producción eléctrica que se propone es la de origen nuclear y, por otro, entran los grandes bancos en el accionariado de estas empresas, ante el atractivo de la rentabilidad por dividendo de las mismas como consecuencia de la crisis bursátil, y, además, para cubrir los coeficientes fijos de inversión reglamentados. El BBV es el mayor grupo industrial privado español de la época que ostenta entre un cuarto y la mitad de su inversión en empresas del sector, siendo en Iberduero, el principal accionista de referencia. Las grandes inversiones necesarias para la construcción de centrales nucleares, unido a los monopolios en la distribución eléctrica, acarrean la quiebra técnica de Fecsa e Hidroeléctrica Española. La intervención estatal se escuda cínicamente tras la etiqueta verde del «parón nuclear» para tapar este gran agujero financiero. Las empresas menos endeudadas adquieren los activos de las que se encuentran con problemas financieros a cambio de una redistribución de los mercados (política de intercambio de activos); se crea Red Eléctrica Española con dinero estatal para interconectar los centros de generación en busca de una mejor eficiencia energética; y se ejecutan actuaciones específicas como el cierre del pantano de Riaño. La empresa pública Endesa se hace cargo de Fecsa, la eléctrica catalana. Iberduero, empresa poco endeuda debido a que sus instalaciones son básicamente hidráulicas, entra en Unión Eléctrica, pasando a denominarse Iberdrola. Su única inversión nuclear en marcha era la central de Lemóniz, muy problemática para el Gobierno del momento. La paralización de la construcción de esta central se compensa con la participación del cincuenta por ciento en las centrales nucleares de Trillo y de Almaraz, un grupo, y el otro, con el pantano de Riaño, que le facilita la instalación de doscientos cincuenta mil kilowatios de potencia en Ricobayo, quinientos mil en Aldeadávila y otros doscientos cincuenta mil en Saucelle. A partir de los años noventa con el aval de la crisis económica, el Estado vende nuestro patrimonio público, privatizando Endesa y REE. Se promueven nuevas fuentes de energía, la Banca Comercial vende sus participaciones industriales que se intentan suplir con las Cajas de Ahorro por algunas comunidades autónomas muy interesadas en estas empresas. De hecho, Iberdrola ha actuado como empresa «tractora» en el País Vasco participando en la creación de otras empresas como Euskaltel También, en su día se intentó en Cataluña la entrada de FECSA en la creación de Gran Tibidabo. Esto sirve para comprender las luchas políticas y los sobresaltos de algunos gobiernos autonómicos cuando se escuchan rumores de fusiones entre empresas del sector. En estos instantes nos hallamos ante un proceso de dilución de la propiedad nacional en las grandes empresas eléctricas, debido a la fragilidad que provoca la fragmentación del accionariado frente a las poderosas empresas estatales europeas, EDF, ENEL, y la estrategia política fomentada tanto a nivel estatal como regional de compras apalancadas frente a fusiones en el sector. Una compra apalancada es la que realiza una empresa más pequeña para adquirir una mayor mediante créditos avalados por los activos que obtiene, con la posterior venta de parte de ellos si fuera necesario. Este era el escenario de la operación de compra de Endesa por Gas Natural. En el núcleo fuerte accionarial de Gas Natural, está la Caixa de Catalunya y en Endesa se encontraba Caja Madrid. Una fusión hubiera diluido la participación de Gas Natural en la nueva empresa contra la participación del accionista de la empresa más grande. Acudió Acciona, que debido a no contar con financiación suficiente, se entendió con Enel pasando el control de Endesa a una empresa estatal extranjera. Algo similar puede ocurrir con Iberdrola si nadie lo remedia. ¿Por qué no se plantean fusiones para crear campeones nacionales? Y las consecuencias socioeconómicas de esas políticas y voleos han sido mortales en casos como el de Riaño, en otros, catastróficas o, simplemente, nefastas. Los embalses sirven para regular ríos, retener agua en el invierno, en épocas de nieve y lluvias, y utilizarla con distintos fines y según necesidades. La producción de energía hidroeléctrica requiere, para ser más eficiente, desnivel. En León y también en Castilla, no existe diferencia de altitud entre la meseta y la ubicación de las presas reguladoras de la montaña. El gran desnivel se produce entre la meseta y la depresión portuguesa donde se ubica uno de los mayores complejos hidroeléctricos de Europa. Ello ha conllevado el meollo histórico de utilizar el agua regulada en las cabeceras de los ríos bien para regar o bien para producir energía. Dilema y cuestión. Si se estima que hasta los años sesenta la Agricultura pudiera representar la mitad del producto interior bruto de estas regiones, imagínense el resultado de destinar el agua a regadíos en lugar de a usos energéticos. La privatización de empresas rentables como Endesa y REE privó al Estado de percibir sus beneficios como ingresos. Ahora, ante esta nueva crisis no dispone ni de ingresos ni de patrimonio para vender. La adquisición de Fenosa por Gas Natural implicará el traslado de la Sede Social a Barcelona, es decir, traslado de capital intelectual, de personal formado, de las decisiones de inversión. Si a nadie le importa¿. Yo, por mi parte, reclamo la deuda socioeconómica de Iberdrola con Riaño, como desterrado a quien nadie podrá compensar la pérdida de relaciones familiares y sociales. Exijo a Iberdrola, antes de que se diluya su titularidad nacional, un Centro del Agua para Riaño, para la comarca de Riaño, que se llame Gran Centro Iberdrola del Agua, si se requiere, mas no una sauna de una casa rural de Zaragoza, sino algo más parecido a la Expo, no un chiringuito, sino un centro monumental como los diseños que se ejecutan en Dubai, en los Emiratos Árabes, que en sí mismo sea un atractivo turístico, espectacular por la diversidad de actividades, complejo tecnológicamente para optimizar el entorno y su ubicación en el agua, y cristalino y transparente, que nos tape en el invierno y por el que traspase un áurea de sol a iluminarlo desde la cúpula de inmaculado azul que se encastra sobre las paredes de color pedrés, peñizo, que corvan, circundan y enmarcan el sitio. Y esto es glocalizacióng, las obligaciones, las deudas y compromisos sociales corporativos con los lugares y las gentes donde obtienen sus beneficios las empresas, el asumir esa participación social como parte del capital que sirva para evitar tramas, trafuyas y aventuras especulativas.

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