Nos gastamos la hijuela

SEGÚN nos aseguran los técnicos de los dineros del común, nos estamos gastando la hijuela de la abuelita y al paso que vamos terminaremos con el culo pegado a la pared.

La Excelentísima señora Diputación Provincial nos anuncia, con alegre desenfado que, si el Jefe no lo remedia, se gastará algo más de 230.000 euros. Ni la cantidad siquiera, ni la carestía de la vida y lo difícil que se pondrá en un plazo no previsto pero seguro, evita la tendencia al gasto de los Centros oficiales y oficialistas, unas veces para reforzar un campanario y otras por enderezar la cúpula de una ermita, dejada de la mano del hombre y en peligro por tanto que se derrumbe.

Lo del Ayuntamiento, que Dios guarde, tiene otro color: Puestos de acuerdo el señor alcalde y el no menos señor vicealcalde se le van los dineros al municipio por las costuras. Y no es que esté lanzado por dotar a la Ciudad de algo de lo mucho que necesita, como podrían ser comedores púlicos para peregrinos hambrientos o zonas de trabajo especiales para enjugar el asombroso número de obreros parados que se le escapan por las costuras.

A veces atendiendo a la creación de músicas de cuerda o a deportes de cuarta dimensión el presupuesto se hincha hasta temer la explosion pero no sucede nada y a lo sumo, entre los unos, los otros y los de más allá hacen un juego de manos y reajustan nóminas.

Naturalmente las operaciones de los unos y de los otros no supone reparar las nóminas de los superiores ni siquiera a los medianos, les basta para lograr el equilibrio deseado con proceder al ajuste de las nóminas, cuidando de no alterar el presupuesto de aquellos que con su capacidad intelectual y su espíritu de sacrificio están consiguiendo ejercicios económicos que no se les salta un gitano.

Cuando la Excelentísima declara el uso de los dineros, aparece un capítulo que lo mismo puede ser de los doscientos mil euros declarados como extenderse la nómina de asegurados y terminar en algunos millones más, aunque lo que importa es que las cosas de la casa se hagan aunque cuesten caras y que los peregrinos del Seguro de Enfermedad cumpla con su deber.

Lo que de verdad conmueve es el destino de esos 230.000 euros, que no se derrochan en nimiedades sino que son o lo pretenden al menos para «reformar su planta noble», por más que no acabemos de saber cual de las plantas de que se compone la Excelentísima es la plana noble: ¿La de donde se celebran los Planos? ¿El despacho particular del Presidente, digo, de la Presidenta?

No se me ocurre por qué a otros menesteres de mayor urgencia no podrían utilizarse los dineros de la Diputación y los del Ayuntamiento, cuando en Leon se necesitan tantísimas cosas de superior urgencia.

Porque para reforzar el esculturismo no será, después de la retirada de la vía pública el «hombre doblado» de la Plaza de San Marcelo, que pasó a peor vida sin que se les moviera el alma, ni a la señora presidenta, (las señoras primero), ni los señores combinados del ilustre Ayuntamiento. Y es que el problema de los dineros del común y su debido uso siempre ha sido eso: Un problema. ¡El Palacio de los Guzmanes está de nuevo en obras...! ¡Temblad leoneses, la Legión os llama!