La opinión del lector
En memoria del amigo Braulio
Se fue Braulio, el amigo y servidor de todos. Declinaba la tarde del caluroso día 11 de marzo que anunciaba la primavera y la nostalgia y el dolor se reflejaba en los rostros de la gran multitud de amigos y conocidos que acompañando a tus seres queridos bajábamos de despedirte en el cementerio de Villalobar, pensando y comentando que te sentirías satisfecho y orgulloso ante tal despedida, pero, meditando en nuestro interior aquella verdad que cantaba el poeta: «Dios mío qué solos se quedan los muertos.» ¡Amigo e inolvidable Braulio! Habría que llenar miles de páginas para hacer historia de tu vida y valorar tu incansable virtud, o tu vicio y enorme voluntad por complacer a todos, sin otra recompensa que ver satisfechos a cuantos solicitaban tu ayuda, tu consejo o tu conversación. Tengo que decir con pleno derecho porque conviví, trabajé contigo y tuve la suerte de disfrutar muchas veces de tu compañía y de tus conocimientos que me siento afortunado y agradecido de lo mucho que aprendí de ti, asegurando que terminaste tu vida con todos los deberes bien hechos y por eso te reclamaron para puestos de mayor responsabilidad.
A lo largo de estos últimos años y cuando hay tanto tiempo para pensar seguías siendo para mí (y para todos) un mito o un baluarte porque nunca nos dejabas solos ante ningún contratiempo o fracaso. Entre tus muchas cualidades era de admirar tu ilusión por tomar parte en todas las decisiones y facetas de la vida, derrochando interés y entrega total en las cosas que interesaban a todos. Cuánto hiciste aquel año de 1971 cuando se puso el abastecimiento y alcantarillado en el pueblo y qué estampa nos dejaste con tu ir y venir por las calles con tu moto y la caja de herramientas convertido en un auténtico fontanero y comodín donde todos encontrábamos solución a los problemas; y te aseguro que en ti no cabe el proverbio tan repetido de que «Dios me libre del día de la alabanzas». Porque obras son amores y... para ti, misión cumplida.
Todos te lloramos y te recordaremos.
Ahora, Braulio, descansa tranquilo en la paz del Señor. Que después de tus 88 años de vida el Padre de la misericordia reciba las oraciones de tus amigos y llene de fortaleza y tranquilidad a tus hijos y familiares. Dencansa en paz.
Olegario Prieto Alonso (León)