Diario de León

LA OPINIÓN DEL LECTOR (I)

Ni una muerte más

Publicado por
jOAQUÍN TOMÁS FORTUNATI CENDRERO (EDICIÓN DIGITAL)
León

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Desde aquel fatídico 7 de enero de 1973, cuando moría en Pasarón (Pontevedra) Pedro Berruezo, han pasado 36 años y resulta que con todos los adelantos de la Medicina, siguen muriendo jugadores jóvenes, tanto en los terrenos de juego como fuera de ellos. En estos días he leído mucho sobre el tema, tanto de gente entendida como de neófitos, que como yo, todavía no se explican que con los adelantos de que disponen los médicos, no se pueda detectar cualquier anomalía cardiaca. He consultado estos días páginas de jugadores jóvenes muertos desde que empezó el siglo actual y resulta que van cerca de una veintena, eso sin contar los que han caído en equipos inferiores y no tienen tanta relevancia; es más, en Europa mueren cien mil personas anualmente de muerte súbita. Los equipos de fútbol de primera e incluso de segunda división, siguen unos protocolos que le vienen dados, para los reconocimientos médicos y disponen de unos medios que bien utilizados, deben detectar cualquier anomalía, pero me temo que no son suficientes y habrá que ampliarlos para observar escrupulosamente el corazón de los jugadores. ¿En cuántos clubes de primera y segunda se hace la prueba o análisis genético? Me parece que en uno solo y eso que han pasado dos años desde la muerte de Puerta, dos años desperdiciados, puesto que se sigue con los mismos protocolos. Con los 96 millones pagados por Cristiano habría para realizar estas pruebas a todos los equipos profesionales de España durante treinta años, pero esto no vende camisetas. Tirando de hemeroteca, he podido comprobar que la mayoría de las muertes de jugadores se dan en el primer tercio de la liga, es decir entre agosto y noviembre. Entonces yo me pregunto: ¿no será que con el fútbol de hoy día, que se exige de los jugadores el cien por cien físicamente, nos estamos pasando con ponerlos en un breve tiempo a punto para la alta competición? Antiguamente, se practicaba otra clase de fútbol, mucho menos físico y más táctico -que por cierto, es el que a mí me gusta- y como consecuencia, había menos muertes. Pero ahora con este antifútbol, que aburre a las vacas, que ni los mismos entrenadores saben a lo que juegan; se les pide a los jugadores, correr continuamente, tapar, presionar, subir, bajar e incluso más de lo que pueden dar y los cuerpos no son máquinas, aunque a veces estas también fallan. Hay que tener en cuenta que los jugadores vienen de un mes de vacaciones, donde han abandonado por completo el régimen duro de entrenamiento y en pocos días ya se les está exigiendo esfuerzos como no parar de correr los noventa minutos de un partido. Este cambio tan brusco y en tan poco tiempo no puede ser bueno y –atención-, puede ser una de las causas de estas muertes inexplicables a comienzos de la temporada. Creo sinceramente, que por el bien de todos, hay que pararse seriamente a meditar sobre este problema, porque como las exigencias sigan por el mismo camino, van a seguir muriendo jugadores. Me acuerdo de hace bastantes años, cuando en el Tour de Francia, empezaron las etapas monstruosas, con más de doscientos kilómetros y cinco o seis puertos de montaña; naturalmente esto no había forma humana de resistirlo, llegaron las drogas y por consiguiente las muertes al ciclismo. En el mundo del fútbol estamos en la antesala de lo que puede ser una auténtica tragedia. Sólo somos humanos y como sigamos con estas exigencias, tendremos que atenernos a las consecuencias. Y estas, desgraciadamente son mortales.

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