Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Cada día su afán José-Román Flecha Andrés

Un año más la campaña promovida por la organización católica «Manos Unidas» despliega ante nuestros ojos el problema del hambre. Es un dolor comprobar que en el mundo de la globalización y de la técnica, el hambre sigue siendo una amenaza de muerte. Bien es verdad que las instituciones católicas no se limitan a repartir alimentos. Hacen algo más. Remueven nuestra conciencia y se esfuerzan en colaborar con las personas y los pueblos que han de gestionar su propio desarrollo integral.

En su tercera encíclica «Caridad en la verdad» (n. 27), el Papa Benedicto XVI ha incluido una interesante reflexión ética sobre el hambre en el mundo, que podría ser resumida en estos siete puntos:

-¢ «En muchos países pobres persiste, y amenaza con acentuarse, la extrema inseguridad de vida a causa de la falta de alimentación».

-¢ El hambre del mundo no se debe a la escasez material. El sistema económico no asegura el acceso al agua y a la comida de manera regular y adecuada. Faltan instituciones económicas que afronten las necesidades primarias y las crisis alimentarias provocadas por causas naturales o por la irresponsabilidad política nacional e internacional.

-¢ Hay que eliminar las causas estructurales que provocan la inseguridad alimentaria y promover el desarrollo agrícola de los países más pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas y autóctonas.

-¢ Es preciso implicar a las comunidades locales en el empleo correcto de las técnicas de producción agrícola tradicional, así como las más innovadoras, reconocidas como convenientes, respetuosas del ambiente y atentas a las poblaciones más desfavorecidas.

-¢ No se debe descuidar una reforma agraria ecuánime en los países en vías de desarrollo.

-¢ «Es necesario que madure una conciencia solidaria que considere la alimentación y el acceso al agua como derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones ».

-¢ La vía solidaria hacia el desarrollo de los países pobres puede ser un proyecto de solución de la crisis global actual. Al mismo tiempo, una financiación solidaria de los países pobres puede producir un crecimiento económico y sostener la producción de los países ricos, tan comprometida por la crisis.

Benedicto XVI incluye en su encíclica una reflexión evangélica inolvidable: « Dar de comer a los hambrientos (cf. Mt 25,35.37.42) es un imperativo ético para la Iglesia universal, que responde a las enseñanzas de su Fundador, el Señor Jesús, sobre la solidaridad y el compartir».

Junto a esta nota cristiana, añade el Papa una razón secular: «En la era de la globalización, eliminar el hambre en el mundo se ha convertido también en una meta que se ha de lograr para salvaguardar la paz y la estabilidad del planeta». He ahí una apelación, oportuna y necesaria, a la responsabilidad universal.

tracking