Diario de León

Entrevista | MARGARITA TORRES | HISTORIADORA

«La novela acaba con las ideas absurdas de Dan Brown sobre la familia de Cristo»

Margarita Torres con la novela ante uno de los escenarios en los que recrea a sus personajes

Margarita Torres con la novela ante uno de los escenarios en los que recrea a sus personajes

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cristina fanjul | león
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Dedica su libro a Javier Cortes Álvarez de Miranda, descubridor de la villa romana de La Olmeda, el lugar donde comenzó a pensar en la novela que presenta la próxima semana y donde asegura que regresará.

-Escribe sobre un periodo muy oscuro y desconocido para la mayoría. ¿Cómo surgió la idea?

-Desde las sombras de la memoria, regresó una vieja historia inconclusa: ¿qué ocurrió después de la muerte de Juliano El Apóstata? ¿Alguno de los lectores, aficionado a la novela histórica no se ha preguntado qué pudo acontecer a partir del punto en el que el maestro Gore Vidal cercena su apasionante relato de la biografía del último emperador pagano de Roma? Bien, me dije, el conde Flavio Teodosio es coetáneo de Juliano, fue un destacadísimo personaje en la corte imperial, también pagano como él, jugó un papel esencial durante los años centrales del s. IV, y la villa tardorromana de La Olmeda se construyó durante esos años. ¿Por qué no unir todos estos vectores? ¿Por qué no introducir al lector en un siglo fascinante, en el que Roma agoniza, presa de todos los problemas internos y externos que acabarán con ella? Así surgió la novela: como una sucesión de respuestas a un montón de preguntas hijas de la pura curiosidad.

-¿Cómo era la vida en Hispania y en León en aquel momento histórico ?

-Difícil, compleja, dura, como en el resto del Imperio. El número de funcionarios imperiales se incrementó de manera abusiva, lo que trajo consigo problemas de corrupción, incluso de prevaricación y tráfico de influencias, por no hablar de la privación creciente de derechos y libertades a nivel popular en aras de buscar una «protección» por parte de los poderosos. Las fronteras se encontraban presionadas por los germanos, algunos habían devastado provincias romanas. Pero el cáncer de la inseguridad parió extraños frutos: arrebató libertades a cambio de protección, cedió a los poderosos la facultad de gobernar los destinos de hombres y mujeres que, por miedo, acabaron convertidos en colonos. Se estaban reordenando las relaciones socioeconómicas que acabaron por desembocar en lo que, a nivel popular, podemos llamar los orígenes primeros del feudalismo. Es decir: agonizaba Roma, comenzaba a forjarse el metal de la espada del Medievo. Paganos y cristianos competían entre sí por el control del poder político, pues si Juliano «El Apóstata» fue el canto del cisne del paganismo, Teodosio el joven será el que sancione el Cristianismo como única religión del Imperio. Un cristiano hijo de un general pagano hasta el momento de su muerte. Un tiempo de cambios fascinantes.

-Supongo que el hijo de Teodosio es el futuro emperador. ¿Cómo se documentó?

-En efecto, se trata de él. Reconstruir sus años vitales fue relativamente sencillo, pues existen numerosas fuentes cronísticas sobre este emperador, ricas en detalles y lo suficientemente abundantes para perfilar bien la vida cotidiana, el «escenario» protagonizado por él y por su padre. Eso sin contar con la ingente cantidad de publicaciones científicas, la mayoría excelentes en su tratamiento y rigor, a disposición para su consulta. No fue complicado, he de reconocerlo.

-¿Qué papel jugó León en el desarrollo del imperio en ese momento histórico?

-El panorama geoestratégico romano estaba cambiando, también en aspectos que incidían en la vida leonesa de entonces, más aún en la de la Diócesis de Hispania, que comprendía la actual Península Ibérica y el norte de África, cuyo corazón militar latía en León, en la vieja sede de la Legio VII Gemina. Sabemos a través de investigaciones recientes que aquí continuaba la Legión, que existían otras unidades vinculadas a ella de una u otra forma, gracias a la Notitia Dignitatum (alrededor del año 400 redactada), amén de infinidad de informaciones más técnicas que nos permiten recrear la posición destacadísima de nuestra ciudad desde la perspectiva militar. Algunas de estas aportaciones han visto la luz en las actas del Congreso Mundial sobre Arqueología Romana que, en León, coordinó recientemente el doctor Morillo Cerdán.

-Aparecen escenarios reconocibles de la provincia, como el Teleno o Astorga, por ejemplo. Aunque sin decirlo directamente, deja entrever que se trataba de lugares apegados a ritos divinos, mágicos. ¿Ha tratado de hacer una reivindicación de escenarios castigados?

-"Estamos acostumbrados a conocer al dedillo la topografía urbana de Roma, o el París de Dan Brown, por citar dos ejemplos contemporáneos vinculados a Best Sellers. O, por mencionar otro caso, a reconocer el entorno geográfico de la Britania romana, tan frecuente en la novela histórica que trata de esos siglos clásicos. A todos los lectores les suena el rey Arturo, la épica historia de los últimos años de Roma en lo que luego será Inglaterra. No nos son desconocidos lugares, topónimos. ¿Por qué no reivindicar escenarios leoneses? ¿Por qué no permitir al público interesado en la novela histórica conocer mejor nuestra tierra? Recordarla a través de unas páginas que tratan de acercarse al gran público contando una historia es una forma de mantenerlas vivas, de sentirnos orgullosos de lo que un día fuimos. ¿Cómo olvidar el carácter sacro primero del Teleno? ¡Si hasta existió una divinidad a la que rindieron culto nuestros antepasados con ese nombre asociado a Marte!

-¿Existieron los protagonistas de la novela? ¿Hay fuentes históricas que lo atestiguan?

-Por supuesto. De la mayoría sí. Es más: invito a los lectores interesados a que sigan su rastro para que se sorprendan con ellos y descubran el final del Imperio a través de sus ojos. El conde Teodosio llegó a alcanzar el máximo poder militar en Occidente, a reconquistar Britania para Roma, frenando a los temibles anglos, sajones y jutos. Máximo llegó a ser emperador por unos años, Teodosio hijo-¦ conocemos su historia. Honorio, Egeria, Prisciliano, Valentiniano, todos ellos se visten de la piel de personajes auténticos.

-¿Tiene el camino de Santiago un origen pagano?

-Y ¿por qué no? La Burdigala-Bracara, la vía romana que comunicaba estas ciudades, Burdeos en Francia y Braga en Portugal, se convierte en la columna vertebral de lo que llamamos Camino Francés. Estamos en 2010, Año Jacobeo, miles de peregrinos recorren una ruta que hace dos mil años pisaron caligas romanas. Un camino, el de Santiago, que siempre se asocia, a través de la leyenda, con los grandes mitos de ese fantástico imaginario colectivo que, nacido de la reflexión y la soledad, juega a crear dioses en los cielos, a través del camino de las estrellas, o reconoce el sendero de las almas que buscan la salvación en el Finis Terrae.

-Si, pero usted lo relaciona con el culto a Mitra.

-A través de lo que se conoce del culto al dios Mitra, divinidad claramente asociada a las legiones, se sabe que los espíritus de sus hijos, al morir, antes de encarnar y atravesar las siete esferas, buscaban el camino de su dios, un camino que muchos asocian a la Vía Láctea. A partir de aquí, la asociación planteada en la novela es un puro juego intelectual y de imaginación que espero que implique lo suficiente al lector como para plantearse algún día recorrer esa misma ruta con cientos de preguntas, una búsqueda personal y una respuesta al final de ese viaje iniciático que nazca del corazón y no de la cabeza.

-¿Donde surge y por qué la leyenda de los desposyni? ¿existieron? ¿No tendrá nada que ver con historietas como las de Dan Brown?

-¡Le agradezco esta pregunta! Desde la publicación del libro El Código Da Vinci y toda la parafernalia que le rodea, he considerado una cuestión casi personal recolocar ciertas ideas disparatadas que este autor ha ayudado a afianzar a partir de lecturas de salón de señores que, en absoluto, proceden de una mínima formación científica suficiente para lanzar sus estupideces y esperar que la pólvora del absurdo haga olvidar la bala de la mentira arrojada al aire.

-En el libro habla de hermanos de Cristo.

-En las culturas semitas los parientes más cercanos a un hombre son los hermanos y primos hermanos. Es común que a los primos hermanos se les llame simplemente hermanos. Diré más: dos varones nacidos de la misma madre y de distintos padres no se consideran, en ciertos momentos históricos dentro de la esfera de estas culturas, como hermanos, sino hermanastros. Sin embargo, los hijos de un mismo padre y madres diferentes sí son hermanos. Es decir, que cuando se habla de hermanos de Cristo tenemos abierta una triple posibilidad: primos carnales, hijos de un primer matrimonio de San José, o hijos supuestamente de María y José. Si nos ceñimos a las fuentes más antiguas y cercanas a la vida de Jesús, incluso si nos servimos de los evangelios apócrifos más creíbles, como el Protoevangelio de Santiago, que es el más antiguo, se nos menciona que aquellos que aparecen en los Evangelios Canónicos calificados como hermanos de Jesús eran hijos del primer matrimonio de San José.

-Pero ¿hay fuentes que así lo atestigüen?

-San Jerónimo, en el siglo IV, San Hilario, San Epifanio y otros consideran esta posibilidad. Esto es: no obvian un primer matrimonio de San José con descendencia. En su Historia Eclesiástica, Eusebio de Alejandría nos menciona una misión muy especial ordenada por el emperador romano Domiciano, que gobernó del 81 al 96 de la Era, es decir, muy próximo a la vida de Cristo o de sus más inmediatos parientes. Eusebio dice que Domiciano estaba obsesionado con evitar golpes de estado y veía conspiraciones por doquier. Como entre los judíos existía la teoría de la llegada de un Mesías salvador nacido de la sangre del rey David, ordenó por el Imperio buscar a todos los varones pertenecientes a esta línea regia que pudieran mostrar esos «derechos» y topó de bruces con la familia de Jesús. Este emperador pagano a quien importaba un comino Cristo y que consideraba el cristianismo una religión minoritaria sólo encontró en el norte de África a un par de nietos de Judas, el hermano de Jesucristo, simples labradores, incluso pobres, aunque descendientes de David. Ninguna amenaza por tanto. Entre los cristianos se les valoraba como la familia más cercana de Cristo. De hecho, un descendiente de Judas llegó a adquirir gran prestigio en la Iglesia, como el más cercano pariente del Señor. A éstos se les denominó desposyni. Como ves, ni rastro de supuestos hijos de Jesús y la Magdalena. Ni siquiera los encontró un emperador pagano todopoderoso, despiadado y conspiranóico. Hasta que llegaron cuatro tontos que seguían los delirios filofascistas de un tipo condenado por el régimen de Vichy por colaborar con el nazismo: el famoso Sinclair, supuesto líder del inexistente Priorato de Sión. Por favor-¦ para fantasía, la novela.

1397058884 Entonces, la idea de que Santiago fue en realidad un hermano de Cristo ¿es real?

-En el sentido explicado cuya acepción pudiera ser primo hermano o hermanastro, por entendernos, sí. De él habla con respeto hasta San Pablo, como puede comprobar fácilmente el lector. Se le denominaba «hermano del Señor». Fue el primer obispo de Jerusalén. Era un auténtico asceta. En cierto sentido, el heredero en Jerusalén y entre las comunidades primeras judías, de Jesús. Fue lapidado por orden del Sanedrin. Un autor del s. II afirma que se le arrojó desde un pináculo del Templo y que después se le lapidó.

-Y se le trasladó a España.

-Lo más sorprendente de este asunto es que en las crónicas musulmanas orientales se recoge esta noticia, al pie de la letra, y se afirma que fueron sus restos y no otros los que sus discípulos trasladaron en barca hasta Hispania. ¿Sabía que existían peregrinaciones de musulmanes a Compostela a visitar la tumba del Apóstol durante los primeros siglos del Medievo? ¿Qué interés tiene un musulmán en recorrer a veces miles de kilómetros? Llegaban hasta de Etiopía para visitar la tumba de un desconocido o de un tipo de nombre Prisciliano de nula importancia para ellos. Otro absurdo tópico que ha encontrado su hueco a empujones. A veces me pregunto qué ocurriría si alguien cuestionara con el mismo desparpajo al Profeta Mahoma o a su familia-¦

-¿Tiene algo que ver la procesión de las almas de las que habla con la Santa Compaña?

-Totalmente. Es la hueste antigua de la que hablan las fuentes medievales, que aterrorizaba a nobles y plebeyos y de la que se encuentra noticia hasta en los poemas del conde Fernán González. La misma comitiva de almas que según las leyendas se guía en la noche por el miedo, que se aferra a la luz de los vivos hasta encontrar su redención. Un fantástico tema para recrear junto a una hoguera en medio de un bosque, ¿no le parece?

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