Diario de León

La harina de la almorta, -el veneno del hambre-, dejará de estar prohibida

La harina de esta legumbre se vetó en 1944 porque si se abusa genera parálisis

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J.V. Muñoz-Lacuna | toledo
León

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Ha combatido el hambre en las guerras pero también ha provocado innumerables casos de parálisis. La almorta, legumbre que proporciona una harina con la que se elaboran las gachas manchegas y otros platos camperos en regiones como Andalucía o Castilla y León, dejará de estar prohibida en los próximos meses. En realidad, su prohibición, decretada en 1944, nunca se ha cumplido y se ha vendido con relativa normalidad en tiendas de alimentación más o menos especializadas.

Francisco de Goya dedicó a la almorta uno de los grabados de sus «Desastres de la Guerra», porque esta legumbre libró del hambre a muchos madrileños en 1811. Un siglo más tarde, la almorta volvió a ser la salvación durante la Guerra Civil y la posguerra por ser el único alimento que miles de personas se echaron a la boca día tras día.

Lo que todos desconocían es que la harina de almorta consumida de forma permanente acaba provocando «latirismo», una enfermedad que se manifiesta en inmovilidad de las articulaciones, deformaciones de la columna vertebral y parálisis.

De hecho, la denominación de esta dolencia procede del nombre científico de esta planta - lathyrus sativus - que contiene sustancias neurotóxicas -sobre todo alcaloides- que dañan el sistema nervioso. Las autoridades españolas lo descubrieron en 1941 y decidieron prohibir su comercialización para consumo humano en 1944.

Desde entonces, ha seguido consumiéndose, aunque en menor proporción que en la hambruna de la posguerra. Por ello, la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición está elaborando un real decreto que el Boletín Oficial del Estado publicará antes de que finalice el año o a principios del 2011 para acabar con esta prohibición.

Nuevo etiquetado. «Su consumo esporádico, como puede ser una vez por semana o cada quince días, no plantea ningún problema», explica Roberto Sabrido, presidente de este organismo, que reconoce haber preparado gachas con harina de almorta en más de una ocasión en reuniones o fiestas con amigos. «Ahora toca hacer justicia con la harina de almorta, levantar su prohibición y que prime la información al consumidor», añade.

Para ello, el etiquetado que se exigirá a los envases de harina de almorta deberá especificar que su consumo continuo y prolongado en el tiempo es peligroso y que, en ningún caso, debe ocupar una parte fundamental de la dieta.

«La verdad es que hoy todo el mundo que la consume lo hace correctamente y se ha convertido en un ejemplo de gastronomía social, de festejos, de estar con los amigos comiendo gachas».

Fueron los doctores Ley y Oliveras de la Riva los que descubrieron los efectos nocivos de ingerir harina de almorta a todas horas. Tras analizar los extraños casos de parálisis que habían detectado en Barcelona, Vizcaya, Valladolid, Ciudad Real o Cantabria, descubrieron que la almorta era el ingrediente fundamental de la alimentación de los enfermos, todos ellos de origen humilde.

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