La razón fumada

L a narco-corrida mejicana está a punto de marcarse un coitus interruptus pasado mañana, día de Todos los Fieles Difuntos , fiesta muy celebrada y divertida en Méjico, pues allí lo que sobran son muertos (pon 15 al dia; y 135 más que han jurado por cada una de las 135 toneladas de hierba que les quemaron hace días). Pero este año será fiesta de culo apretado para los cárteles de Tijuana, Sinaloa, Juárez y el grandísimo negocio nacional de la droga con toda su mordida infectando a medio estado. Se pasarán ese día mirando a California, porque allí decidirán en referéndum la definitiva legalización de la marihuana, lo que quiere decir su libre cultivo y venta legal en ese estado, amén del consumo que ya tienen regulado... ¡ostí!... ¡y el gicho Schwarzenegger, de gobernador en aquella costa oeste, manda carallo!... y firmando en breve la ley que permitirá salir del armario a los tiestos... cosas veredes, amigo Sancho...

Hace años que el cultivo de marijuana para consumo personal es legal en trece estados norteamericanos. Hicieron cuentas. El consumo crece, es imparable, ni policías ni jueces lo logran, cualquiera consigue fácilmente mandanga en la calle... y todo ese dineral se fuga de EEUU para engordar a los cárteles mejicanos, colombianos, bolivianos, peruanos... conclusión: mejor cultivamos aquí lo que sea de razón, nos ahorramos toda esa pasta y, de paso, jodemos a los voraces cabrones que fijan su imperio con fronteras de sangre y mojones de mierda blanqueada.

En California irán más allá. Se cultivará con controles, pero a maza, y gran parte de esa producción irá a fármacos o paliativos de oncología... y cuando otros países lleguen a lo mismo, los americanos ya tendrán copado el mercado mundial de derivados farmacéuticos y hasta la venta legal para consumo. Pero España, tierra de linces, seguirá cogiéndosela con papel de código y nadando en la abundancia del hachís marroquí (esa mierda y estafa mora que ni parece hachís). La millonada española que se mueve con esta droga se la damos aquí a mafias sarracenas en las que también tiene cacho el fundamentalismo tarado que sueña reventarnos un día el culo de un bombazo. Pues qué bien, señor juez. Sigamos así. Señor guardia, ¡detenga a ese tiesto!