Diario de León

jornada mundial de la juventud. acto central en cuatro vientos

«Debemos proponer con coraje y humildad el valor universal de Cristo»

Una fuerte tormenta tras un día de calor sofocante impide al Papa acabar su discurso ante más de un millón de personas

Una fuerte tormenta interrumpió la vigilia en Cuatro Vientos al anochecer tras una jornada de calor sofocante para los peregrinos.

Una fuerte tormenta interrumpió la vigilia en Cuatro Vientos al anochecer tras una jornada de calor sofocante para los peregrinos.

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Íñigo Domínguez | madrid
León

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La Iglesia católica desplegó ayer una de las mayores demostraciones de fuerza y movilización vistas en España al reunir en el aeródromo de Cuatro Vientos, cerca de Madrid, a más de un millón de personas, jóvenes de todo el mundo, para ver y escuchar a Benedicto XVI. No solo eso, sino que lo hicieron bajo un sol abrasador, a cuarenta grados durante gran parte del día, y se quedaron allí a dormir en sacos y tiendas para esperar a la misa que el Papa celebrará hoy a las 9.30 horas. Esta velada de vigilia es uno de los actos centrales de las sucesivas ediciones de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y marcan siempre récords de concentraciones —Juan Pablo II congregó entre tres y cinco millones en Manila en 1995, la mayor de la historia— En este caso, supone el más grande auditorio que ha arrastrado hasta ahora Benedicto XVI en todo su pontificado. De hecho, se le vio visiblemente conmovido y anonadado ante la primera visión de la muchedumbre. No cesaba de sonreír y pocas veces se le ha visto tan emocionado.

La mastodóntica concentración de Cuatro Vientos supuso un colosal esfuerzo de organización en un espacio equivalente a 48 campos de fútbol con cincuenta pantallas gigantes y un escenario de casi 200 metros con capacidad para 2.000 personas. También exigió un enorme ejercicio de paciencia y estoicismo para los asistentes, que comenzaron a llegar desde la mañana con un calor sofocante. A las siete y media de la tarde ya habían sido atendidas 880 lipotimias y ocho camiones de bomberos circulaban entre la multitud disparando agua.

Bicis para recargar móviles. Con todo, esto no impidió que se pedaleara en las bicicletas generadoras de energía instaladas para recargar móviles, ordenadores y reproductores MP3, uno de los muchos detalles de la organización. La muchedumbre se entretuvo durante la larga espera con presentadores de radio, actuaciones musicales, vídeos y testimonios de fieles hasta la llegada del Papa a las ocho y media de la tarde, recibido por los príncipes de Asturias. La magnitud del evento y la expectación superaron la entidad de su participación en sí. Cinco jóvenes plantearon a Benedicto XVI algunas de sus inquietudes y este les dijo que «la fe no se opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y los perfecciona» y les invitó a proponer a Cristo como valor «precisamente ahora, en que la cultura relativista dominante renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad». Luego les recordó las dos vocaciones principales a las que, según él, están llamados los jóvenes: el matrimonio «entre un hombre y una mujer, indisoluble y abierto al don de la vida», y el sacerdocio.

En su discurso que Benedicto XVI no leyó completamente por la tormenta denunció el relativismo que desprecia la búsqueda de la verdad y en el mismo exhortó a los muchachos a no tener miedo ni al mundo, ni al futuro ni a sus debilidades.

El obispo de Roma tuvo que interrumpir su discurso en el segundo párrafo debido a la fuerte tormenta caída sobre la base aérea de Cuatro Vientos. Cuando escampó, media hora más tarde, continuó con la lectura del texto, pero solo la parte de los saludos en diferente idiomas.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró que se daba por leído todo el texto, a la vez que dijo que el Papa había mostrado su «admiración» por los jóvenes españoles, que mientras llovía a mares y se producía un fuerte vendaval no dejaron de animar al pontífice y cantar. En la parte que no leyó, Benedicto XVI afirmó que la fe no se opone a los ideales más altos, «al contrario, los exalta y perfecciona», e invitó a los jóvenes a no conformarse «con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis con menos que Cristo».

«Precisamente, ahora en que la cultura relativista dominante renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad, que es la aspiración más alta del espíritu humano, debemos proponer con coraje y humildad el valor universal de Cristo como salvador de todos los hombres y fuente de esperanza por nuestra vida», afirmó el Papa. También aseguró que la atención desinteresada a los enfermos y postergados siempre será un testimonio humilde y callado del rostro compasivo de Dios. «Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su nombre en toda la tierra», señaló en el texto. El papa les animó a que pidan a Dios que le ayude a descubrir sus vocaciones en la sociedad actual y en la Iglesia y a este respecto señaló que a muchos Dios les llama al matrimonio «en el que un hombre y una mujer, formando una sola carne realizan una vida en común».

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