La leyenda: una máquina de imaginar

Si algo caracterizó durante toda su vida al fallecido Steve Jobs fue ser capaz de imaginar lo que nadie sabia cómo fabricar y después fabricarlo y hacerlo humano. Jobs soñó allá por 1974 con hacer una máquina amiga. Su unión con Steve Wozniak, la otra mitad de la primitiva Apple, redondeó el proyecto. En 1976 en un garaje nació Apple I, que no era mas que un teclado con un procesador conectados a un monitor. Y soñando, poco a poco fue simplificando el funcionamiento. La salida del Macintosh aumentó el negocio y multiplicó las ventas. El ratón se convertía en una herramienta mágica, capaz de traducir las ordenes del usuario a partir de un movimiento con el dedo. Apple empezó a hacer las cosas bonitas, deseables y comenzó la leyenda. En el 2001 aparece el iPod, sin botones, sólo requería un dedo. A la música le siguió la imagen y el iPod se convirtió en un signo. A todo ello se le unió un teléfono: nació el Iphone, que se unió a un ordenador creando el iPAD. Ayer Jobs se despidió, pero su visión permanecerá para siempre.