Diario de León

LEONESES POR EL MUNDO. FRANCIA | Adela Muñiz. enfermera.

«Para Francia, lo suyo es lo mejor»

Lleva más de cuatro décadas en el país vecino donde, asegura, la han acogido con los brazos abiertos. No ha querido perder su nacionalidad española, aunque es allí donde ha formado su familia

Adela Muñiz, en el centro, junto a su marido y su cuñada, en Versalles.

Adela Muñiz, en el centro, junto a su marido y su cuñada, en Versalles.

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a. gil | león
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Su nueva vida comenzó cuando decidió irse a París para aprender francés. Fue hace más de 40 años, pero Adela Muñiz lo recuerda con total nitidez. Fue una decisión que le cambiaría la vida. Se matriculó en la Alianza Francesa sin saber ni una palabra del nuevo idioma. Llegaba de Madrid, donde estuvo trabajando en los años 60 como enfermera, pero su padre siempre le insistió en que siguiese estudiando, por eso decidió cruzar la frontera.

Se fue con la dirección de unos amigos de sus padres apuntada en un papel. Ellos le hicieron un poco más fácil los primeros días en un país desconocido para ella. Pero tardó poco en mudarse y dar con la persona que le enseñó una de las cosas que más cuesta aprender a los extranjeros de la lengua gala: la diferencia de pronunciación entre gâteau (pastel) y rateau (rastrillo). Ahí comenzó su aprendizaje sobre las costumbres de un país que le ha acogido de forma definitiva y en el que ha formado su propia familia. «Siempre me han tratado muy bien aquí», asegura.

Consiguió aprender francés y volvió a casa tras dos años en el país vecino pero, después de pasar de nuevo por Madrid, decidió volver a donde tan bien la habían acogido la primera vez. Entonces ya conocía el idioma, lo que le sirvió para trabajar de enfermera en París. Ahora, cuarenta años después hace balance y lo tiene claro: «No me arrepiento de nada de lo que hice, ni de lo bueno, ni de lo malo».

Años después de su segundo viaje a la capital francesa conoció a su marido, un médico parisino, y por él dejó la Ciudad de la Luz para irse a vivir al campo. ¿Su primer destino? Paulx, en el oeste de Francia, al lado de Nantes.

Adela reconoce ser una persona inquieta y cuenta que el cambio de vida de la ciudad al campo no frenó sus ganas de hacer cosas. Por eso, trabajó como enfermera a domicilio y hasta puso una tienda de decoración en Challans, un pueblo cercano al que fue su primer destino lejos de París.

El trabajo de su marido le hizo cambiar, una vez más, de casa y ahora disfruta de la vida junto a su familia en Malicorne sur-Sarthe, un pueblo de poco más de 2.000 habitantes cerca de los castillos del Loira. Allí tiene ahora su vida aunque reconoce que vuelve a León siempre que puede. Aquí vive aún su familia y aprovecha para venir, por lo menos, una vez al año para ver a los suyos. «Estoy completamente adaptada a mi vida en Francia porque son ya muchos años los que llevo aquí, pero echo de menos León, sobre todo a mi familia», explica.

¿Lo que más le gusta de su país? Que se hace mucha vida en la calle. «En Francia la gente es más reservada», explica.

Precisamente parte de esto último es algo de lo que más le gusta de Francia. «Lo mejor que tengo allí es mi familia, pero lo bueno que hay allí es que las relaciones, al hacer más vida en casa, también son más íntimas», señala Adela Muñiz.

Eso sí, también tiene alguna que otra crítica hacia el país que tan bien le ha acogido y en el que han nacido sus dos hijos. «Los franceses siempre creen que lo suyo es lo mejor; ese es uno de sus pequeños defectos».

Adela y su familia hacen mucha vida de casa. Los fines de semana disfrutan del tiempo libre yendo a Le Mans, a escasos veinte kilómetros, a dar una vuelta o al cine. También quedan con los amigos o la familia en alguna casa para pasar un rato en buena compañía. Adela aprovecha cuando es ella la que invita para poner un buen cocido a sus invitados y presumir de España. En su casa no falta el chorizo de León ni el turrón en Navidades (allí no existe este dulce navideño). Ni tampoco una buena tortilla de patata de vez en cuando.

Siempre que se va de León aprovecha para llevarse embutido y otros productos típicos y cuando viene, al revés, trae a los suyos buenos quesos franceses. Para unos y para otros, que para eso tiene a Francia y a España en su corazón a partes iguales.

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