Diario de León
Publicado por
pedro TRAPIELLO
León

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Conocí a Eleazar Bouffier hace ya unos años porque Papus, el de la Diputación, me regaló su historia en un cd y un tipo así se te queda grabado en la mollera para siempre. Bouffier fue pastor en el sur de los Alpes franceses en una zona árida y deforestada, monte pelado con hierbajos de paramera en los que fue sembrando bellotas y plantando árboles cuando careaba a su rebaño por aquellos andurriales. Ocurrió eso a principios del siglo XX. Cuando murió en el Hospicio de Banon en 1947, había convertido aquellos parajes en un formidable bosque de treinta y tres kilómetros cuadrados. Lo hizo él solo, aunque al final le llegaron los políticos de la capital y le mangonearon la cosa. Y qué. El bosque estaba ahí, había vuelto.

La historia de Bouffier la publicó Jean Giono en 1953 y fue muy traducida y admirada por la proeza conmovedora de aquel francés que acabaría vendiendo su rebaño porque las ovejas le comían los retoños de su gigantesca plantación y se hizo colmenero, pastor de abejas que ayudaron a la polinización y a la riqueza botánica que seguía añadiéndose a su vieja iniciativa. Fue un hombre austero, soñador y feliz.

Desde entonces, mucha gente que leyó la historia de este francés atropa bayas y bellotas cuando va por el campo y las va enterrando a lo largo de sus paseos en los claros o baldíos donde el árbol desapareció por culpa del hacha, del fuego o de algún ingeniero.

Las urracas y los arrendajos también entierran los frutos que recolectan en tiempo de abundancia para guardarlos para el invierno, pero no siempre recuerdan todos los lugares en los que escondieron su botín y las aguas de primavera harán brotar allí un árbol.

Lo mismo puedes hacer tú, dijo el abuelo. Hazte arrendajo, lleva siempre semillas enncima y entiérralas por todo lugar. El ejemplo de Bouffier hará sentirte bien cuando te acuestes esa noche.

Lo cierto es que Bouffier no existió nunca, fue ficción de Giono, pero seguirá emocionando y convirtiendo a todo el que lea su historia. Sin embargo, hace unos días conocí a un Bouffier auténtico, vivo, impetuoso... ha plantado ya más de cien millones de árboles... es de Mozambique y se llama Pedro Muagura... uf, qué tío, ya te contaré.

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