Dormi, amore

Tener setenta y cinco castañas y todavía ganas de dar guerra no es frecuente. Admira ver abueletes así, sanamente guerreros.

Es un ejemplo Celentano, incombustible Adriano, armónicamente gruñón, punto gamberro; cumplió el día 6 esos 75 y sigue grabando, hace giras y larga por esa boca. Publicó en 2007 un álbum donde daba algún repasito a la situación del planeta, a la política tramposa y a este tiempo nuestro en el que «los árboles crecen con treinta pisos» y las estafas con rascacielos. El título parece sugerir una nana de terror, «Dormi, amore, la situazione non è buona»... duerme, amor, duerme...

En 2007 no se habían desatado del todo las hidras furiosas de la ruina financiera, ni se intuía siquiera la bancarrota del gran casino en el que entonces vivíamos y en el que ahora palmamos hasta el reloj. En ese 2007, dos paisanos sorianos de edad escaldada auguraban la que se venía encima... y les llamaron «profetas»; pero Celentano anda también en profecías desde los 60 y nunca se privó de hurgar en heridas y políticas... quizá es que no olvida nunca su humilde barrio milanés, hijo de emigrantes del sur... trabajó de todo desde los quince años... Berlusconi lo prohibió en sus teles, pero sus programas en la pública arrasan audiencias.

Cuando Celentano iniciaba su carrera, media Europa hervía en primaveras... París se acatarraba para estornudar en el 68, Roma ensayaba brigadas rojas contra logias pí-due, Londres enseñaba las bragas tras inventar la minifalda, Berlín balbuceaba terrores con sus baader-meinhoff... y Madrid callaba, porque estaban todos en el Circo Price admirando pasmados la valentía de un domador ante siete leones drogados... bueno, algunos se iban con una guitarra al campus o a una parroquia obrera a cantar letras concienciadas, canción protesta, denuncia social; ahí estaba, por ejemplo, Kiko Argüello cuando era rojo y ponía velas a Marx... después, en los 70, vino cierta hemorragia de cantautores y sus temas trabaron rebeldía popular, ganas de cambio; la situación lo exigía... ¿y dónde está hoy el obligado compromiso de la música ante estos espectáculos lamentables de atraco y corrupción?... ¿en los boleros?... dormi, amore, dormi...