Diario de León

Gente de aquí y de allá | «Fui un justiciero»

«Yo al banco ya le metí una preferente... a mi manera»

‘El Dioni’ presentó en León el libro en el que se confiesa, ‘Palabra de ladrón’.

Juan Manuel López, del bar Azaila 1930, y el Dioni. «En la cárcel sólo aprendí cómo no volver a ella», aseguró.

Juan Manuel López, del bar Azaila 1930, y el Dioni. «En la cárcel sólo aprendí cómo no volver a ella», aseguró.

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e. gancedo | león
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Dioni, ¿duermes por las noches?

«Sí, como un lirón. Pero antes rezo tres padrenuestros, tres glorias y tres avemarías. Prometí a Dios que lo haría cada noche si me sacaba de la cárcel de Brasil, donde estuve diez meses (prefiero pasarme 20 años en una prisión española a ese infierno). Y como también se lo prometí si me sacaba del cáncer, pues ahora son seis de cada». Con el Dioni caminan siempre la ironía y el desparpajo. La mirada bizca del ladrón que tuvo vista, la picaresca de esa España que no muere, el humor canalla del ladrón al que dan una palmadita en la espalda por la calle, todo eso estuvo ayer en el bar leonés Azaila 1930, donde Juan Manuel López suele regalar a su concurrencia inclasificables recitales con el frikismo más granado del país. Dionisio Rodríguez, el Dioni, habló, cantó y presentó ante toda una multitud su último libro, Palabra de ladrón .

«Después de 23 años he decidido contar toda la verdad sobre el motivo del robo; hasta ahora sólo ha habido conjeturas en la prensa, pero aquí, por fin, lo cuento todo». Y como le preguntamos cuál es esa verdad, responde que en ese momento se sintió «un justiciero» después de que la empresa de seguridad en la que trabajaba lo defenestrara. «Pasé de cobrar 250.000 pesetas a 74.000, y todo porque hubo un error de protocolo, el entonces presidente de la Once salió sin escolta y se cayó al salir del ascensor, algo muy raro», cuenta. Por eso pasó a «recoger calderilla», y cuando en 1989 se vio con acceso a las sacas de un furgón blindado con la friolera de 298 millones de pesetas en su interior (casi dos millones de euros, la mayor parte no recuperados), no lo dudó. La llegada del Dioni a Rio de Janeiro con esa fortuna fue apoteósica. «Pensé que acababa de llegar al cielo y era amigo de Dios», resume. Terminó con el Dom Perignon de la ciudad y las chicas le debían llegar hasta en helicóptero. Dinos, Dioni, ¿con cuántas a la vez? «Lo máximo fueron cinco. Y dudé en meter un travesti, que estaba más bueno que ellas. Así que, sí, pon ahí que lo único que me queda es montar en globo...». Ríe feliz Dioni con su risa de «ladrón honrado», como se autocalifica. Y lo explica: «Yo no robé a nadie, robé a un banco, que nos roban a todos y lo siguen haciendo; yo a mi manera ya le metí su preferente... además el seguro luego lo pagó la Unión y el Fénix, que presidía Mario Conde, ¡así que todo quedó en casa!».

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