Diario de León

Uno de los agentes que hundió el ‘Rainbow Warrior’ en 1985 se disculpa

La operación ‘clandestina’ contra el buque ecologista causó la muerte a un fotógrafo.

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efe | parís

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Uno de los agentes de la Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE) francesa que colocó el explosivo que hundió el barco Rainbow Warrior de la organización ecologista Greenpeace en julio de 1985 pidió ayer disculpas por esa operación, principalmente a la familia de la víctima mortal.

En el ataque, que costó la vida al fotógrafo portugués Fernando Pereira, dos agentes de los servicios secretos galos colocaron explosivos y consiguieron hundir el barco cuando estaba anclado en el puerto neozelandés de Auckland, en el marco de una campaña contra los ensayos nucleares franceses en la zona.

«Treinta años después de lo sucedido (...) con la distancia que tengo respecto a mi vida profesional, he pensado que era el momento para mí para expresar a la vez mi profundo arrepentimiento y mis disculpas», manifestó el coronel Jean-Luc Kister en una entrevista concedida al digital Mediapart .

Kister pidió perdón por esa operación ‘clandestina’ en primer lugar a la familia de Pereira ante lo que dijo que él llama una «muerte accidental» y ellos «un asesinato», y también tanto a los miembros de Greenpeace que esa noche estaban a bordo del barco como a la población de Nueva Zelanda, «un país amigo y aliado».

Lo que pretendía ser un sabotaje de ese navío supuso la muerte de un fotógrafo y derivó en un escándalo político a partir de octubre de ese año, después de que se revelara la implicación del Gobierno francés.

Kister, según esa confesión, asegura ser consciente de que la «respuesta» encargada a los doce agentes al frente de la operación era desproporcionada.

«Había una voluntad de alto nivel de decir ‘no, no, hace falta que esto cese definitivamente, hace falta una medida más radical’. Se nos dijo: ‘Hay que hundirlo’. Para hundir un barco hay que hacerle un agujero. Y eso implica riesgos», indicó en esa entrevista.

‘Alta traición’

El ex agente acusó además de ‘alta traición’ a las autoridades que filtraron su participación en este caso, que costó la dimisión del entonces ministro de Defensa, Charles Hernu, y derivó en la presentación de disculpas oficiales por parte del Gobierno francés, la condena de dos agentes y la entrega de indemnizaciones.

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