Hombre del Saco

D iez mil niños refugiados son los que la policía da por desaparecidos en Europa... diez mil... llegaron huérfanos, sin gente propia o sin más documentación que el nombre dado en alguna frontera, a menudo falso... ¿dónde están, qué alcantarilla humana los engulló?... eran niños de matute en la marabunta que huye de esas guerras ya tan cercanas... ¿y ahora nadie sabe dónde están?, ¿cómo es posible?... ojo, son diez mil, no sesenta o seiscientos, ¡diez mil! (sólo en Italia, cinco mil; el resto en Suecia, Grecia y por ahí)... desparecidos, paradero desconocido... sólo en algún caso se reagruparon con parientes que tenían aquí (Yo tengo un tío en Europa , canta hoy un niño sirio en su West Side Damasco Story )... pero de la inmensa mayoría no hay ni rastro, se han esfumado.

Hombre del Saco entra en escena.

Hombre Malo alienta conjeturas.

Hombre Mafia pilla cacao.

Y el Sacamantecas también.

Europol considera que muchos de esos niños cayeron necesariamente en manos de tratas, mafias, traficantes... esas criaturas son negocio grande y fácil: unos van a trabajos esclavizantes, otros a la prostitución y no pocos a camellos de droga, que en Europa los menores no van a la cárcel por eso... o les convierten en filón milagroso vendiendo sus órganos a precios razonables... el Sacamantecas cambió el nombre, hoy se llama Sacarriñones.

Esto sugiere la policía.

Lo peor de las guerras no son los detrozos de sus jinetes apocalípticos, sino la vileza que viene detrás.

Cerrando los ojos lo verá bien claro el lector... póngase como refugiado en la costa turca... lo que lleva encima es toda su hacienda (una mochila, dos bolsas, ropa, una manta)... de los cinco mil euros que sacó malvendiendo pertenencias, tres mil son para el patrón cabrón de la barcaza que naufragará en la noche de Lesbos... sobrevive con sus dos críos, a los que rescatan primero... al llegar a puerto pregunta por ellos y sólo aparece uno... al otro lo llevaron al hospital, le dicen... pero en ningún hospital aparece en los siete días que le buscan... Ibrahiiim, mi niño, ¿dónde estás?... con gritos se mata ese padre... y el Hombre del Saco disimula.