Diario de León

RETRATOS CALLEJEROS

La acción que devuelve la ilusión en el ser humano

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Carmen tapia | texto

secundino pérez | fotografía

Dilan es ciego. Sus primeros dueños lo cegaron al administrarle un colirio para intentar curarle una infección. No consultaron al veterinario. Nació en Valencia de Don Juan. Pertenece a una camada de la raza pitbull y es un superviviente. Su actual dueño, Daniel Suárez, lo rescató de SOS Pitbull de Santander, donde llegó tras un recorrido de dolor y sufrimiento del que se está recuperando. A Daniel lo conquistó nada más verlo. Sin luz en los ojos, con varias heridas en su cuerpo, con problemas de salud que le provocan ataques epilépticos ...y con muchas ganas de vivir.

«Tenían las fotos colgadas del día que lo recogieron. Me interesé por él, pero no me lo dieron hasta que no pasaron algunos meses. Se había roto dos patas y lo tenían escayolado. Decidí adoptarlo».

La raza pitbull no tiene buena prensa. Dicen que son agresivos. A Dilan lo cegaron por desconocimiento y por irresponsabilidad. Eso creen los veterinarios que lo atendieron después. «Me dijeron que posiblemente lo seleccionaron de la camada para utilizarlo para peleas y no quisieron gastarse dinero cuando tuvo la infección, por lo que le echaron el primer colirio que encontraron por la casa. Después lo llevaron a Sahagún para que lo sacrificaran, pero la veterinaria se quedó con él y se puso en contacto con la asociación», asegura Daniel, que cuida a Dilan desde entonces.

Por la calle lo lleva con bozal. Es obligatorio, pero eso le ocasiones graves problemas de respiración «porque tiene la garganta muy estrecha. Le dan ataques epilépticos cada vez que corre mucho. Estamos arreglando los papeles para que nos autoricen a no usar el bozal».

Dilan es juguetón, feliz, curioso y, ahora, sociable. «Tuvo muchos problemas pero ahora corre y juega con los otros perros. Se orienta por el olfato y el oído. Si no lo sabes, nadie diría que es ciego».

Pero lo es. En sus ojos tiene cicatrices visibles. Pero quizás las peores sean las que no se ven, como su mundo. La decisión de Daniel de adoptarlo y cuidarlo es un acto que devuelve la esperanza en el ser humano.

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