Los vecinos con más raíces de la historia de León

carmen tapia | texto

jesús f. salvadores | fotografía

«Es que este árbol no es nuestro. No nos pertenece. Es de la historia, de la vida, de la tierra, de nuestros abuelos y bisabuelos y tatarabuelos. No es nuestro». Esta es la frase impactante de un agricultor a sus hijos en la película El Olivo de Iciar Bollaín. Es un alegato al respeto por la naturaleza. Y de la historia, la de León, forman parte los dos álamos de la Plaza del Grano que la tradición popular ha venido a identificar con los ríos Bernesga y Torío. Son Populus alba variedad bolleana (álamos o álamos blancos), de la familia de las salicáceas (chopos y sauces). Augustos, en una de las plazas más emblemáticas de la ciudad, ajenos a las voces discordantes que el aire eleva hasta la copa de sus casi 25 metros, asientan sus raíces sin patologías ni estrangulamientos, que salen vigorosas en busca de espacio limitadas por los bordillos y el pavimento empedrado. Ahí fueron plantados en 1965, en plena ebullición vecinal de un mercado tradicional, que les provocaban constantes agresiones. Sus troncos servían para atar a los animales y se hacían acopios en su entorno. Para protegerlos, los entonces responsables del Servicio Municipal de Parques y Jardines establecieron medidas para garantizar su supervivencia. Ahí están desde hace cincuenta años y ahí seguirán hasta que mueran, si no enferman, dentro de treinta, aunque empezarán a mostrar signos de decrepitud dentro de 6 ó 16 años. Pero sus troncos, que alcanzarán los 3,5 metros de perímetro, están sanos todavía, con algunas heridas de poda severa mal cicatrizadas próximas a la cruz. La estructura de la copa, que llegará a alcanzar los 30 metros, es buena. No ha habido desmoches pero si terciados, es decir, una dura poda.

Los técnicos de Ecologistas en Acción y del Ayuntamiento de León les calculan años de vida libre de enfermedades. No aprecian riesgos ni patologías importantes. Su estado de desarrollo es adecuado a su especie y su ubicación. Presentan buen vigor. Todavía no han llegado a la senescencia y su estado fitosanitario es bueno.

Son seres vivos, están en la calle y son vecinos de León. Motivos suficientes para dedicarles un retrato callejero. Y decir vecinos es utilizar un genérico para definir su género. Se desconoce si son machos o hembras porque todavía no han echado sus frutos (es una especie dioica). Lo que sí parece claro es que las hojas no son deltoides (con forma triangular), típicas de los chopos norteamericanos, ni euramericanos, que son los más utilizados en España por su crecimiento rápido. Son autóctonos de la provincia de León frecuentemente utilizados como ornamentos, aunque tienen un escaso valor, y para dar sombra. Algunos ejemplares como éstos, en los cauces del río, fueron derribados por el viento del huracán Hortensia en 1984, según tiene documentado Ecologistas en Acción.

A partir de ahora, los dos álamos de la Plaza del Grano precisarán una poda más frecuente, cada cuatro años. Así lo han establecido los responsables de parques y jardines del Ayuntamiento. Esta labor, que hasta ahora se ha realizado con grúas elevadoras, tendrá que llevarse a cabo mediante técnicas de trepa para evitar dañar el pavimento.