Diario de León

LA 'CONTRA' DEL DIARIO

Agradecimiento y abrazo de dos papas

El Vaticano conmemora el sexagésimo quinto aniversario de la ordenación sacerdotal de Ratzinger.

Frascisco y el papa emérito Benedicto XVI se abrazan en la sala Clementina del Palacio Apostólico.  L’OSSERVATORE ROMANO

Frascisco y el papa emérito Benedicto XVI se abrazan en la sala Clementina del Palacio Apostólico. L’OSSERVATORE ROMANO

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gonzalo sánchez | vaticano

La Iglesia Católica vive desde hace casi tres años y medio con la particularidad histórica de contar con dos papas vivos, Francisco y el emérito Benedicto XVI, que ayer se abrazaron e intercambiaron mutuas palabras de agradecimiento y no pocos elogios.

El Vaticano conmemoró ayer el sexagésimo quinto aniversario de la ordenación sacerdotal de Joseph Ratzinger, con un acto sobrio celebrado en la imponente sala Clementina del Palacio Apostólico y que reunió públicamente a los dos últimos pontífices.

Francisco entró en la sala entre los aplausos de los asistentes y se dirigió directamente hacia el lugar donde se encontraba el alemán, acomodado en un sillón ubicado a pocos metros de la plataforma reservada al papa.

Ratzinger se alzó por su propia cuenta, se quitó el bonete en señal de respeto y ambos se abrazaron, intercambiaron algunas palabras y se agarraron de las manos hasta que Francisco invitó al emérito a sentarse. El papa de origen argentino tuvo luego palabras de agradecimiento hacia su predecesor alemán, de quien dijo que «no deja de contribuir verdaderamente con vigor y sabiduría al crecimiento» de la Iglesia.

Lo hace desde el monasterio Mater Ecclesiae, del Vaticano, donde reside tras su renuncia a seguir ejerciendo el pontificado, un lugar que, según Francisco, nada tiene que ver con «esos rincones olvidados en los que ‘la cultura del descarte’ de hoy tiende a relegar a las personas muy valiosas cuando, con la edad, pierden sus fuerzas».

Francisco señaló que Ratzinger «emana una tranquilidad, una paz, una fuerza, una confianza, una madurez, una fe, una dedicación y una fidelidad» que le benefician a él y a toda la Iglesia, al tiempo que destacó su «satisfactorio sentido del humor».

Benedicto XVI sorprendió al mundo el 11 de febrero del año 2013 al anunciar su renuncia al ministerio petrino, haciéndose efectiva el día 28 del mismo mes, cuando abandonó el Vaticano.

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