En blanca y negra

Qué bonita es esa foto y cuánto cuenta... la verá el lector colgada en la web de este periódico, foto aérea de los años 60 en la que sale el cogollo central de esta ciudad: plaza de las Palomas, Botines, San Isidoro, Renueva... está hecha en blanca y negra, blanca sábana de cine mudo y negra pizarra donde están escritas cuentas pendientes... y cuentos.

Es otra lección muda de memoria... y la memoria es quebradiza... o ni siquiera es memoria, pues a muchos leoneses les dirá poco o nada esa imagen urbana y no repararán en todo lo que aparece ahí llevando ya medio siglo difunto. No es poco, más de la mitad de lo que cabe en la instantánea.

Ahí están los dos caserones con patio que componían los cuarteles de El Cid (intendencia y panadería) abatidos para alojar en su solar lo que hoy es jardín Romántico... la plaza de las Palonas con su isla peatonal de jardinete y cuatro rosales, estanque y urinarios de azulejo arabí que el pueblo bautizó como Mezquita de Ben Amear... el Banco Herrero con su casa blanca de aire colonial habanero y muchos tiestos... detrás, el Pallarés que fulminaron por la cara... y más detrás, el viejo instituto Padre Isla que fulminaron por el culo pulverizando esa estampa que tanto evoca al modernismo del edificio de Correos en Cibeles, sede hoy del ayuntamiento madrileño... el palacio de los Gañanes se muestra como siempre fue, inconcluso en su ala norte que invadían caserones pegados a él como quien se sube a la chepa (también hubo que abatirlos para airear el palacio dejándolo exento)... el Botines de Gaudí se merienda el primer plano, es lo que destaca y, viéndolo así, desde arriba, se ve que hoy jamás le hubieran dado licencia por pasarse de alturas, arrogancia y demasiada cercanía con la Diputación a la que oscurece... pero es el aire tranquilo de verano y la falta de tráfico y agobios lo que invita en esta foto a la nostalgia de unas calles que, sin ser peatonales, lo eran en buena medida sin tener que plantarles tanto adoquín, foroleo y bolardos...

Blanca y negra va ahí la novia... le sigue atrás su novio amante, el primer ladrillismo cazurro de boina y rólex.