Diario de León

Treinta años contra la pobreza infantil

El Centro Ozanam para menores sin recursos cumple el próximo año treinta de asistencia en León. Por sus instalaciones pasan al año medio centenar de menores, niños y niñas que necesitan refuerzos educativos, ropa y complementos alimenticios para evitar la exclusión social de las familias con escasos recursos.

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rebeca g. mijares | león

El primer recurso de ayuda que la Sociedad San Vicente de Paúl abrió en León está a punto de cumplir treinta años. Antes de que se hablara de crisis económica, el Programa de Infancia, Servicio de Atención Familiar (SAF) del Centro Ozanam daba de comer a los niños y niñas cuyas familias atravesaban dificultades económicas. Treinta años después, el servicio sigue siendo necesario para medio centenar de menores que recurren a la fundación para vestir, recibir apoyo escolar y completar una dieta saludable.

La Sociedad San Vicente de Paúl inició el programa de intervención social en el año 1987. El objetivo: los menores que viven en zonas o grupos en riesgo de exclusión. Ayudar a las familias sin recursos económicos, principalmente a los niños.

En los años en los que empezaron la actividad, en León no había comedores escolares ni oportunidades alternativas para los niños y niñas sin recursos. La gerente de la asociación, Josefina Herrero, asegura que en el centro se ofrecen servicios a los menores escolarizados de edades comprendidas entre los cuatro y los dieciséis años y que sus familias carecen de ingresos. También brindan un apoyo a la familia en conjunto con, por ejemplo, alimentos de primera necesidad.

El objetivo principal del programa es conseguir que los menores adquieran un hábito de estudio en un entorno habilitado para ello. El centro trabaja una profesora de apoyo escolar que lleva a cabo el seguimiento diario e individual de los menores. También cuentan con un programa de voluntariado en el que hay dos maestras jubiladas que ayudan a los niños en materia de estudios.

En el apoyo escola, los participantes realizan los deberes y todas las actividades relacionadas con el colegio. Atienden a niños de seis a doce años durante los meses del curso.

En las vacaciones de Semana Santa, Navidad y verano los niños acuden a las diversas actividades de ocio y tiempo libre que organizan en el centro. Actividades como manualidades, juegos, salidas o visionado de películas forman parte de las tareas diarias en el centro. También organizan una excursión de fin de curso y acuden a las diferentes actividades culturales del municipio para los menores de la ciudad. En el periodo estival realizan un campamento de verano en el que se da también el servicio de comedor a aquellos que lo necesiten. En el campamento los niños participan en diversas actividades infantiles a lo largo del día acompañados de monitores voluntarios y la profesora del centro.

La sociedad reparte alimentos de primera necesidad semanalmente a todas las familias de los menores que acuden al centro. Los alimentos proceden de las donaciones que realizan la Fundación Alimerka, que entrega los excedentes alimentarios dos veces a la semana, y el Banco de Alimentos de León, que dona paquetes de ayuda una vez a la semana. Un grupo de voluntarios se encarga de gestionar y distribuir la comida que llega al centro.

El servicio que ofrecen de ropa para los niños es limitado. No cuentan con un ropero. La ropa se reparte exclusivamente entre los menores que atienden. El grupo encargado de la labor distribuye la ropa que se ha solicitado con anterioridad. A pesar de no contar con un ropero en la actualidad, el centro si contaba con uno pero debido al poco espacio que tenían y la falta de personal decidieron limitar el servicio.

Josefina Herrero (Sefi), directora de las obras sociales de la fundación, cuenta que la mayoría de los niños que acuden al centro vienen de familias desestructuradas. «Hay niños que ves que tienen miedo de portarse mal y cuando se lo hacen se ponen muy nerviosos por si les ‘castigan’ en su casa». El perfil de los niños que acceden a los servicios ha cambiado en los últimos años, cuando empezaron todos los niños que acudían eran de nacionalidad española, ahora la mayoría son de origen extranjeros. «En comparación con cuando empezamos se nota que ha cambiado el perfil de la población, no solo de las personas que atendemos si no de la sociedad en la que vivimos».

La financiación que tiene el Centro Ozanam procede, en su mayoría, desde el 2012 del Ministerio de Sanidad y Política Social. La obra social de los Franciscanos, conocidos como los Capuchinos, también dona dinero. Pero las reducción de las subvenciones del resto de las administraciones ha obligado a reducir el numero de niños a los que ayudan. La sociedad organiza actos benéficos como conciertos o mercadillos con los que recaudan dinero para llevar a cabo su obra.

Pero el númereo de solicitures aumenta cada año. En 2015 pasaron por en Centro Ozanam 44 niños diferentes. Los meses de mayor asistencia son febrero y julio. Hasta el treinta de junio de este año, el programa asistió a 37 menores.

El apoyo escolar, el servicio de alimentación y de ropa permite a los niños y niñas normalizar sus vidas pese a las dificultades económicas por las que pasan sus familias.

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