Diario de León

La ola antivacunas pasa de largo en León

26 niños no reciben vacunas en León por decisión de sus padres

Tan sólo el 0,8% de los leoneses decide no vacunar a sus hijos. Los profesionales destacan que sigue habiendo casos de sarampión y difteria y las paperas pueden causar meningitis

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León

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cristina fanjul | león

Al contrario de lo que ocurre en países como Alemania, donde aumenta el número de padres que deciden no vacunar a sus hijos, en España esta corriente continúa siendo marginal. Según los datos aportados por el Sacyl, tan sólo 26 niños no reciben vacunas en la provincia de un total de 3.075. En España, la decisión de vacunar a los hijos es libre. El Estado no impone la obligatoriedad sino que se trata de una decisión exclusiva de los padres. El sistema nacional de salud subraya la recomendación de las vacunas con el fin exclusivo de proteger la vida de los españoles, pero la regulación de la obligatoriedad tan sólo se contempla en caso de grave riesgo para la salud pública. Es decir, el Estado podría ejercer su poder frente a los padres en casos en los que un brote o epidemia pusiera en peligro a la comunidad.

El jefe del Servicio de Pediatría del Hospital, Santiago Lapeña, asegura que la prevención que garantiza la vacunación es muy alta y añade que no puede olvidarse que la posibilidad de sufrir enfermedades en edad infantil es frecuente. «Yo les preguntaría a los padres que no vacunan qué hacer con un tétanos, por ejemplo, que puede surgir a causa de una herida y le aseguro que hay heridas de alto riesgo», sostiene. El pediatra añade que hay casos de sarampión todos los años en España y la difteria existe. Sin ir más lejos, recuerda el caso de la muerte de un niño de seis años en Olot hace dos años. «Hay enfermedades, como las paperas, que pueden provocar esterilidad y meningitis y la varicela, en el caso de los lactantes, puede originar complicaciones que lleven a la hospitalización», subraya. Santiago Lapeña alerta de que el efecto rebaño no siempre funciona y recuerda que los vacunados, que están protegidos, pueden contagiar el virus a los no vacunados porque el germen circula. El jefe de Servicio del Hospital defiende la necesidad de que todos los actores implicados den una información objetiva. «Ante cualquier duda, recomiendo a los padres que acudan al Comité Asesor de Vacunas, cuya información está documentada y que cualquiera puede consultar». Lapeña añade que nunca se ha demostrado que las vacunas provoquen autismo e incide en que los profesionales siempre informan a los padres de los riesgos que conlleva no vacunar.

Los datos en el descenso de casos de enfermedad a causa de la generalización de las vacunas no deja lugar a las dudas. Así, cabe destacar que la poliomielitis se ha erradicado de manera total y en 2015 no se registró ningún caso, mientras que en el caso del sarampión se ha pasado de 300.000 casos a algo más de 300. Del mismo modo, la mortalidad en los menores de 15 años por alguna de estas causas se ha reducido casi a cero y los datos resultan igual de sobresalientes. Si en 1960 murieron a causa del tétanos 217 menores de 15 años, en 2014 no hubo ningún fallecimiento.

«Me informé muchísimo»

Los padres que han contado su experiencia en este reportaje han preferido mantener su privacidad, por lo que sus nombres son ficticios. Sonia tiene tres hijos. Los dos mayores, de 18 y 21 años, no recibieron ninguna vacuna. «Me informé muchísimo sobre las posibilidades de que enfermaran, sobre las consecuencias de vacunar y, también, de las secuelas que podía tener no hacerlo», destaca. Sonia explica que sus hijos se criaron en la naturaleza. «Asistían a una escuela alternativa junto a otros cincuenta niños y a todos les dábamos vacunas homeopáticas», aclara, si bien asegura que siempre le preocupó la posibilidad de que pudieran sufrir enfermedades como la meningitis. «Antes estaba menos preocupada que ahora. Creo que cuando los niños están en contacto directo con las bacterias de la naturaleza, sin asepsia, éstas les inmunizan contra muchas enfermedades. Sin embargo, en las ciudades estamos más expuestos», defiende. Sonia realiza esta introducción antes de manifestar que su tercera hija sí recibió las vacunas. Cuenta que ya no vivían en el campo y que fue la presión social la que le llevó a «pasar por el aro». «Mi hija se quejaba de que sus amigas le preguntaban la razón por la cual ella no se vacunaba. Además, el pediatra también tuvo mucho que ver en la decisión», dice. Esta madre asegura que su voluntad habría sido vacunar a su hija de poliomielitis, meningitis y fiebre tifoidea. Sin embargo, asegura que la obligatoriedad de realizar la vacunación según marca el calendario del Sacyl le llevó a admitir que se le suministraran todas. «Antes y después, tratamos a mi hija con medicina homeopática para prevenir los efectos secundarios del tratamiento», explica Sonia, que defiende que cada padre debería poder elegir qué vacuna pone a sus hijos. «Aún no sabemos la cantidad de alergias que sufrimos debido a los medicamentos que tomamos», lamenta, al tiempo que asegura que ella conoce casos de niños que han tenido efectos secundarios a causa de las vacunas.

Reflexión

Eva y Rubén tienen una hija de seis años que no ha recibido ninguna vacuna. «No defendemos ninguna razón por la cual no hemos vacunado. Las razones las darán con más fundamento los médicos y especialistas que tratan este tema desde una postura constructiva, de absoluto respeto. Nosotros simplemente decidimos a partir de la información recibida», subrayan. Además, se muestran contrarios al debate de salud y vacunas y creen que generalmente se trata sin considerar variables que afectan a la salud de las personas, como las condiciones de higiene, la potabilidad del agua, la calidad de la alimentación, el saneamiento o el alcantarillado. «Estamos en 2017, en un país con una salud pública digna. Muy diferente a épocas de guerras, hambrunas, o países empobrecidos donde miles de personas mueren por beber agua contaminada», explican. En su opinión, no resulta adecuado relacionar vacunas con prevención y erradicación de determinadas enfermedades. «Hay muchos factores influyentes en las tasas de morbilidad y nos gustaría que se pudiera decidir con toda la información. Y no es fácil», precisan.

Eva y Rubén aseguran que si bien no han sentido rechazo social explícito a causa de su decisión, evitan el conflicto cuando surge el debate. «En muchas ocasiones se toman las distintas posiciones como rechazables por la otra parte, y nada de eso. Creemos que no ayuda a nadie, y no queremos entrar en el juego de que una de las decisiones es la correcta y otra no», dicen. Asimismo, precisan que no están arrepentidos de la decisión que tomaron y aseguran que el arrepentimiento habría llegado en el caso de que alguien la hubiera tomado por ellos, al tiempo que expresan sus dudas ante el rigor de la información acerca de las vacunas. Para tomar la decisión, destacan que recibieron documentación de todas las posturas posibles y precisan que no partían de una postura ya tomada. «Leímos y conversamos con familias y médicos con diferentes preferencias», añaden. Asimismo, niegan estar en ningún tipo de asociación y consideran que algunas de ellas pueden albergar intereses económicos. «No nos cabe ninguna duda de que tanto la medicina alopática como la homeopática y otros tratamientos tienen un fin lucrativo enorme». Por último, aseguran que, si bien no han tenido ningún problema de salud con su hija, siguen albergando dudas. «Se trata de un tema muy complejo, muy enredado por factores ajenos a la salud que te hacen albergar dudas, incluso a día de hoy las seguimos teniendo».

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