Diario de León

Carlos García Lubén: 17 años de la inquietante desaparición de un VIP

Es la única desaparición que la Policía Nacional no ha podido desentrañar. «Se evaporó», aseguran fuentes de la investigación. A Carlos García Lubén se le perdió el rastro un cinco de octubre del año 2000. Desde entonces, nadie volvió a verle y todo lo relacionado con los últimos meses de su vida son conjeturas. El caso sigue abierto. «Es un libro en blanco», asegura la policía

Carlos García Lubén poco antes de desaparecer. DL

Carlos García Lubén poco antes de desaparecer. DL

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cristina fanjul | león

«Era buenísima persona, educado, discreto, pero en los últimos meses comenzó a frecuentar malas compañías y algo pasó, no sabría decirle si por temas económicos o qué, pero yo creo que le hicieron desaparecer». El rastro de Carlos García Lubén se perdió hace 17 años. Era un 5 de octubre del año 2000 cuando el hijo de Cipriano García Lubén, uno de los empresarios más conocidos de León, y Ana de Cos, hija del ingeniero jefe de Renfe en España, desapareció sin que nadie supiera dar pista alguna. El policía encargado de la investigación —el caso aún no se ha cerrado— asegura que nada hace indicar que pudiera haberle pasado algo. En su casa, todo estaba tal y como él lo había dejado el día de autos, los coches seguían en el garaje y no se hizo ninguna operación bancaria que hiciera pensar en algo inquietante. «Sin embargo, continúa este amigo, Carlos era diabético. Tenía que pincharse dos veces al día y según creo se hicieron pesquisas en las farmacias y centros de salud para saber si habían ido a adquirir insulina. No fue así». En el Diario de León del 6 de diciembre, se publica una información en la que se asegura que alguien habría visto por la calle a Carlos García Lubén dos meses después de la denuncia… pero nada se ha concretado hasta hoy. Y eso a pesar de que era una persona que no pasaba desapercibida. Ni en León, ni en Madrid. Su familia era propietaria de varios inmuebles en la capital de España y sus primos son los propietarios de la conocida joyería madrileña Aldao, una de las más exclusivas del país. Su padre, Cipriano García Lubén, fue uno de los protagonistas del Ensanche de León. Su comercio de tejidos se convirtió en uno de los más importantes del noroeste de España. En plena efervescencia del reducido comercio familiar, tan arraigado en León, fue cobrando consistencia su fórmula mercantil al modo de las grandes superficies y tiendas especializadas. Almacenes Lubén logró dar un vuelco al comercio de la capital desde un edificio artístico que aún a día de hoy constituye uno de los emblemas del León de principios del siglo pasado. Los amigos de Carlos García Lubén, que hoy tendría 72 años, recuerdan el impresionante piso en el que vivía la familia, las valiosas obras de arte, muebles de época y lienzos de grandes maestros que había en la casa. Además, destacan la finca de más de dos mil metros cuadrados que tenían en Oteruelo, cuya piscina (estamos hablando de los años sesenta en León) se encontraba en la parte superior de la casa. «Los García Lubén no pasaban desapercibidos. Cuando iban al campo, de excursión, delante del coche de la familia iba un camión. Al llegar al lugar de destino, el chófer y las criadas bajaban de él las mesas, las sillas, las tumbonas, hacían la comida en una parrilla, en fin, que no eran cualquiera». De hecho, el chófer de su familia, Florencio Redondo Cuadrado, fue quien condujo el automóvil que el industrial cedió a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en su visita a León.

Una de las curiosidades que narran los amigos es que su abuelo materno también desapareció. Como él. «Nadie supo nunca nada, si le habían secuestrado, nada. Una coincidencia del destino que hace que el caso sea incluso más extraño», argumentan.

«Nada se movió»

La denuncia por la desaparición de Carlos García Lubén la puso su hermano, Cipriano García Lubén, el diez de octubre, cinco días después de que se le viera por última vez. «La última persona que estuvo con él fue una amiga, en su domicilio», destacan fuentes de la Policía Nacional, que añaden que su desaparición «no dejó rastro». «Tenía un capital considerable, propiedades en varias ciudades, fondos de inversión...», subrayan las mismas fuentes, que añaden que, sin embargo, no hubo movimiento alguno que hiciera pensar en un secuestro o cualquier otro tipo de acto violento. «Además, no tenía enemigos declarados ni había sufrido ninguna exigencia que hiciera pensar que la desaparición fue forzosa», aseguran. Amigos de Carlos García Lubén recuerdan que la policía mantuvo cerrada la casa durante diez años con el fin de que nada interfiriera en la investigación.

En este sentido, hay que destacar que el 6 de diciembre de 2000 Diario de León publicaba la información de que un amigo aseguraba haber visto a Carlos García Lubén en León el día uno de ese mes en la calle Lancia. En la citada información, se hacía constar que la policía consideraba el caso como una «autodesaparición» a causa de las extrañas circunstancias del caso. Además, la noticia daba cuenta de que Lubén «tenía buen aspecto». Todo ello vuelve el suceso aún más enigmático por cuanto que, según asegura la policía, desde su desaparición no se utilizaron tarjetas de crédito, no se movieron los coches y todo en su domicilio continuó como estaba...

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