Pero ojo

Madera. El útero de mi memoria es de madera... cuna, cajón, leña, serrín... madera.

La madera hace cabaña y, si arde ahí, hace hogar. De madera son las cosas buenas. La madera huele, su silencio es abrigo y sólo alza la voz si muere en fuego y crepita... ¡y hay que ver las cosas que le cuenta a quien sepa la lengua de los árboles!, decía don Silvestre, de Vegapujín, que entendía la doble lengua del roble cazurro y especialmente el dialecto de la encina, más dicharachera por paisana y porque sus hojas, amén de hablar, saben silbar.

Don Silvestre sabía leerles la corteza o descubrir el archivo de cada tronco serrado. Sólo uno de sus cinco hijos, añoso como los tres que aún viven, conserva no pocos ecos de aquella sabiduría antigua y se me ofrece de instructor cada poco, a lo que accedo encantadísimo... sabe y piensa.

Me llevó hace unos días hasta la tierra de sus orígenes, el Valle Gordo, arteria del Omaña que cierra al sur la sierra Trapiella, pero a lomos del satélite del dios Google que tiene la vista levantatejados del Diablo Cojuelo... volando voy, volando veo... mira: todo eso era antes tierra centenal, loma de hoz, legumbrera, y ahí la ves ahora con camisa de monte bajo, matorral que será mañana robledal, vuelta al origen, salvo si viene el cerillazo paranoico del malahostia... y mira también cómo el verde va ganando donde antes mandaba el estiaje pardo y la ladera pizarrosa... ¿sabes que el CO2, una de las causas del cambio climático, es sin embargo el combustible imprescindible para que las plantas puedan hacer su fotosíntesis y, que al haber más ceodós, lo vegetal se vigoriza y se expande?... más follaje... dice la ciencia que la Tierra crecerá en verdes, pero al parecer tampoco eso es tan bueno, creará nuevas zonas de evaporación, se alterarán nubes y ciclos... pero el bosque ya crece en lo abandonado y ahí está la única redención de este morirse los pueblos... aprovechad el monte, la madera, la biomasa... pero ojo, cuando la madera da dinero, aquí taláis todo Sajambre para barcos de La Invencible... o todo Ancares para vigas de ferrocarril en la postguerra franquista.