Un 17 de enero

Roberto González-Quevedo (*)

Era un 17 de enero, un día importante del ciclo ritual: San Antonio Abad, patrono de los animales. Nuestra gente amaba a este santo, que aparece junto a un cerdo como símbolo de su querencia por el sustento de las familias. Muchas veces me contó Eva González las costumbres relativas a los ritos de San Antón. Recuerdo cómo describía la institución del gochín de San Antón, un animal alimentado por todo el pueblo para ofrecérselo comunitariamente al santo. El cerdo recorría las casas y de esa manera se agradecía a San Antón su protección para todo el universo de pequeños animales que sustentaban la casa.

La diosa Fortuna quiso que Eva González naciese un día de San Antón, hace un siglo. Esta diosa quiso que abriese los ojos por primera vez cuando se rendía culto al pequeño dios de la tradición popular. Los abrió ella, que como nadie reflejó la educación sentimental que dejaron en nosotros los animales de nuestros valles: la raposa que amenazaba a la pita, el lobo que asustaba a la oveja, el oso que buscaba la colmena. Y todo aquello que la Fortuna quiso que viese con sus ojos, nos lo supo transmitir Eva con dulzura.

(*) Roberto González-Quevedo, es escritor e hijo de Eva González