Diario de León
Publicado por
pEDRO TRAPIELLO
León

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Vuelve a Asturias la bronca por imponer la cooficialidad del bable. La izquierda dice que palante: y la derecha, que una gaita y a bailar el xiringüelu. El presupuesto que engulliría esa normalización llingüístique es obsceno. ¿Ye el asuntu más grave con todo lo que está cayendo para que gaste ahí sus esfuerzos la política asturiana?... Octavito resumió: fatus y fates, estu ye tou... fatez total.

Sin una lengua propia, un dialecto o al menos una jerga, no hay nación que valga. Y quien no se ve nación se ve colonia en esta nación de naciones nacionalizantes y por nacionalizar... ¡tamus colonizaus pol residual franquismu redivivu!... matraca va.

Esto de colonizar lo invocan mucho los catalanes para poder pintar así a España de saqueadora. Y todos los que tienen lengua propia en esta península ibérica de los ecos revueltos acaban acusando a España de lo mismo: nos roba, nos ningunea y nos maltrata... y además, nos impone la lengua del imperio, lo que sin duda otorga a todos los ofendidos la facultad para hacer lo mismo en sus territorios imponiendo la suya con la indisimulada voluntad de extinguir poco a poco todo vestigio del castellano y de lo español. De ahí las ganas desaforadas de tener una lengua, de resucitarla o, por qué no, de inventarla en su caso (ahí corre el cazurrismo tontuelo a apuntarse).

Cuánto resentimiento infantiloide.

Lo que sorprende en la bronca asturiana es que sea el rojerío quien se suma al nacionalismo derechón exigiendo la cooficialidad de ese bable (bable normatíu que aniquiló los auténticos bables distintos que convivían en esa vecindad), rojerío que aún suscribe lealtad a La Internacional y cuyo código ideológico se basa en el internacionalismo, como tampoco sorprende que en el independentismo catalán sea la Cup anticapitalista su más furibundo activo. Pero en los nacionalismos se encuentra un formidable caladero sentimental donde pescan indistintamente las derechas e izquierdas que rascan poca bola en lo suyo... y haciéndose olvidadizos de que los independentismos los crean, alientan y organizan los ricos de cada lugar.

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