Diario de León
Publicado por
CORNADA DE LOBO GARCÍA TRAPIELLO
León

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M andaba la liturgia que hoy se hiciera en cada iglesia el Oficio de Tinieblas, aquellas Ténebrae tan populares e ininteligibles con un Miserere que se cantaba de oreja, a veces sólo los hombres, como en muchos pueblos del Torío, cosas del rito mozárabe del que nació tanto de esto (mujeres tras celosía u orilladas, mudas, esperando a que llegaran otros ritos para vengarse y llegar a cantar ellas solas tan alto como cornejas).

Oficio de llamar a la oscuridad, se interpreta el apagamiento de la vida antes de la resurrección, llevan semanas cubiertas todas las imágenes y crucifijos con lienzos morados, su sepulcro de tela, hasta el día de Pascua. En ese Oficio se largan salmos y textos interminables con las iglesias en penumbra, velones que se van apagando hasta lo negro, suenan carracas y matracas, se hace estrépito con bancos y tarimas evocando el estertor de la muerte con el terremoto que trepidó al expirar Jesús... se levanta polvo, niebla mística, tosen las viejas, carraspea el párroco en el púlpito... y se mueren de la risa sottovoce los rapaces que han aprovechado la infernal escandalera oscura para clavar con puntas a la tarima los faldones de las beatas, escuchándose al ponerse en pie los rasgones de la tela seguidos de maldiciones entre dientes de las airadas paisanas.

El Oficio de Tinieblas es un ritual penitencial de formidable teatralidad que suprimió Pablo VI, aunque sin caer en total desuso, viéndose aún en alguna iglesia con sus largas horas en las que también caben lamentaciones de Jeremías, responsorios, imprecaciones, reproches y el sobrecogedor himno bizantino «Agios o theos, Agios iskyros, Agios athanatos»... más todo ese tremendismo barroco y doctrinal de tiempos de fe terrible... teología escénica, humo, hachones, narcosis incensaria, lágrimas rubí en Dolorosas enjoyadas de corazón traspasado por puñales...

Pero nada como el Oficio de Tinieblas que hoy nos matraquea Cataluña... hay salmos, imprecaciones, turbas, incienso al mesías Puigdemont... y una necia fe de que, sin más, advendrá la Pascua catalana con república y güevos pintaos... ¡Señor, qué cruz!...

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