Diario de León

EL BAILE DEL AHORCADO

Mamá manda mucho

León

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La primera vez que oí que en política los tiempos lo son todo pensé que los hay que hacen de la intriga su única forma de vida. Pero ahora… ahora el manejo de los tiempos es el Deus ex machina. Los tiempos de Mañueco como candidato a la presidencia de la Junta por el PP serán diferentes después de que el tiempo de Rajoy haya pasado. Todo ha quedado suspendido. Gabriel García Márquez diría que el tiempo incontable de la eternidad ha terminado, o no, porque puede que esto no haya hecho más que comenzar. Empezares son los tiempos de esta Comunidad, la única de España que no existe. No voy a vaticinar nada porque yo soy el reverso inane de Cassandra y nunca acierto, pero hay cosas que me desconciertan. Ya escribí en otra ocasión sobre la apuesta de Silván. Así que puede que las cosas cambien. O no, que así seguro que no me equivoco. ¿Y Silvia Clemente? No creo haber visto nunca una presidenta de las Cortes que esté más en el foco. ¿Alguien se acuerdan del anterior? Se llamaba (creo) Fernández Santiago (José Manuel). Y, sin embargo, Silvia Clemente es ineludible. Sabe aprovechar los tiempos. Para empezar ha hecho desaparecer a la responsable de Cultura. Tanto tiempo llevaba sin aparecer que ayer me extrañó verla en la Cámara de doña Sancha, o no, porque como la cámara isidoriana que inauguró, María Josefa Garcías Cirac parece la consejera secreta. El tiempo ha ido creando una consejería paralela: la Fundación Villalar, con una actividad artística y literaria de primer nivel. Me dicen que lo primero que hizo la presidenta fue dejarse aconsejar por Rafael Doctor. Durante su toma de posesión como presidenta de las Cortes, su hijo puso el titular: «Mamá manda mucho». Y que lo digas. El reloj ha cambiado hasta para el PP y el calendario electoral llega envuelto en aguas turbias. Los tiempos decidirán si las presas serán capaces de contener el cauce o si, por el contrario, el caudal romperá todas las balsas. No haré ninguna apuesta porque siempre las pierdo todas, pero los niños y los borrachos dicen siempre la verdad. «Mamá manda mucho». Bonita aliteración.

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