Calidad de vida para la disfagia
El aumento de la esperanza de vida hace crecer este problema Éxito de las terceras jornadas del CRE.
ana gaitero | león
La disfagia es más que un atragantamiento y afecta a muchas personas que a las que sufren graves discapacidades. El envejecimiento de la población es uno de los factores que hace aflorar este problema para el que las personas expertas en medicina y nutrición han creado también nuevas soluciones.
Ayer se celebró en el CRE Grave Discapacidad Física de San Andrés la tercera jornada de formación sobre disfagia dirigida a profesionales del ámbito sociosanitario, desde logopedas logopedas, terapeutas ocupaciones, fisioterapeutas, médicos, rehabilitadores, expertos en nutrición, otorrinos, neumólogos, enfermeros, auxiliares de enfermería y todo el personal relacionado con la disfasia. El jefe de la sección de Endocrinología y Nutrición del Caule, Isidoro Cano Rodríguez, señaló que hace unos años sólo una de cada diez personas con disfagia podían beneficiarse de las técnicas de ayuda a la disfagia y hoy es un gran porcentaje el que puede llevar una vida normal, comer alimentos y saborearlos sin tener que estar sometido a una alimentación por sonda. Los mejores conocimientos de la fisiología y la anatomía de la deglución y el diseño de alimentos con texturas especiales con pequeñas transformaciones domiciliarias hacen posible que estas personas puedan comer lentejas, sopas o tomar un zumo de naranja.
«Al final de la existencia de todos nosotros en mayor o menor medida vamos a tener una disfagia», subrayó Cano. El deterioro cognitivo es uno de los factores que más influye en la aparición de la disfagia que en muchos casos se sufre en casa y en silencio. Técnicas inadecuadas de alimentación pueden hacer que personas con disfagia «aspiren los alimentos y provocar neumonías que pueden ser fatales». «Saber que existen determinados productos puede hacer que el riesgo de aspiración disminuya, pero eso se tiene que enseñar», recalcó.