Macho feminista

Menuda se montó en las redes (donde el tonto y el malo saltan sin red) con lo que dijo Pablo Iglesias en una entrevista al psicoanalista y escritor argentino Jorge Alemán: «Los hombres feministas follan mejor», aludiendo a «un dicho de los sectores más gamberros del feminismo», pero de paso subiéndose él a este carrito triunfal, se entiende, y señalando además que «puede existir una masculinidad feminista compatible con la igualdad entre hombres y mujeres», enorme revelación.

Conclusión: los machistas y demás machos no saben follar o lo hacen mal; en el arte del traqueteo pélvico el hombre feminista les da sopas con condón.

Y lógicamente entonces, ¿solo las feministas consiguen ser las mejores en las gimnasias del catre?...

Tomaré nota, admitió Octavito.

Cuando la tertulia se sube a estos cerros, corren las liebres por el mar y sube el pescao. Sócrates nos afea tanta obsesión, pero Peláez insistió: con la venia, profesor, hoy el sexo está demasiado sobrevalorado y hay que bajarlo a la acera de los mortales desde los áticos en los que se glorifica... y sacarlo de los sótanos donde es martirio o simpleza. A ver, y sedme todos sinceros: si repasáis la vida, solo recordaréis dos polvos estupendos, solo dos memorables, ni uno más, el resto fueron mantecaos vulgares, si no torpes, cortos, rudos o decepcionantes... así de cruda es la realidad: todo el mundo folla bastante mal... y muchísimo menos de lo que desearía o alardea.

Entronizado el macho feminista en el altar de Príapo y la hembra feminista en el faro de Venus, a Octavito solo le resta averiguar cómo conciliará estas cosas Cristina Schlichting (de la Cope que nació de la vieja «Radio Copular, la radio en celo») al declararse como «feminista católica»... y muy orgullosa, algo que enfureció a nuestro pastún Pastrana, tan de su cuerda en lo demás.

Y ese «follan mejor» de Iglesias seguirá siendo mentira chulita mientras siga siendo cruda verdad lo de ¿en qué se parecen el clítoris y la Antártida?... ¿?... pues en que la mayoría de los hombres saben más o menos por dónde queda... pero les importa tres cojones.