Diario de León

LUCÍA GALÁN BELTRÁN | LUCÍA ‘MI PEDIATRA’

«Se descubre el miedo de verdad al ser madre o padre»

Las emociones son el hilo conductor de la conferencia que Lucía Galán Beltrán, ‘Lucía mi pediatra’, ofrece el sábado a las 18.00 horas en el centro comercial Espacio León en su Woman Power. «Las emociones mueven el mundo entero», asegura esta profesional de la medicina y apasionada de la comunicación. .

Lucía Galán Beltrán, ‘Lucía mi pediatra’, participa el sábado en el Woman Power del centro comercial Espacio León. DL

Lucía Galán Beltrán, ‘Lucía mi pediatra’, participa el sábado en el Woman Power del centro comercial Espacio León. DL

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ana gaitero | león
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Lucía mi Pediatra se ha convertido en un altavoz de las inquietudes de madres y padres en el siglo XXI. Una consejera en la distancia con una cercanía que no siempre se puede encontrar en las consultas. El sábado 9 de marzo, a las 18.00 horas, ofrece una charla en el centro comercial Espacio León dentro del programa Women Power.

—¿Por qué es tan importante hablar de emociones?

—Las emociones mueven el mundo. Y todas aquellas emociones que nos sucumben cuando nos convertimos en madres y padres nos pillan desprevenidos.

—¿En qué momentos son más impactantes?

—El posparto son semanas muy complicadas. Pero en general, uno descubre el miedo de verdad cuando se es madre o padre. Aprender a gestionar ese miedo es importante para no transferirlo. Si no lo aprendemos, corremos el riesgo de que en lugar de criar hijos seguros y echados hacia adelante, se conviertan en niños inseguros.

—¿La educación sentimental es la asignatura pendiente?

—Lo cierto es que nos ocupamos mucho de la alimentación y de otros aspectos importantes, pero nadie se preocupa de educar a nuestros hijos en el optimismo. Esta emoción nos hace personas más empáticas, resilientes y emprendedoras. Tampoco se nos educa para afrontar la tristeza, ni se trabaja el sentimiento de culpa que tienen las madres.

—¿A qué se debe ese sentimiento de culpa que es tan corriente?

—Estamos sometidas a un alto nivel de exigencia, tanto desde fuera como desde dentro. Nos exigimos mucho, somos duras con los demás y con nosotras.

—¿Cuál es la receta para quitárselo de encima?

—Asumir que no llegamos a todo. Me di cuenta de que cuando intentaba llegar a todo sufría ansiedad y desazón. Y me planteé que prefiero llegar con calidad a lo que llego.

—Pero las cosas hay que hacerlas. ¿Lo lógico es que la carga se comparta, no?

—El trabajo cuando es compartido es mejor. Las penas cuando son compartidas, se llevan mejor. La culpa es algo que nos aplasta a las mujeres. Los hombres son más prácticos. No profundizan igual que las mujeres.

—¿Hay que reivindicar entonces la igualdad?

—Es importante reivindicar la igualdad, pero cuando no puedes modificar el entorno, lo único que marca la diferencia es tu actitud ante esa situación.

—Usted es pediatra y se supone que a su consulta van los niños, pero siempre tiene mensajes para padres y madres.

—Pongo atención en los padres porque es importante atender a sus miedos, la soledad que sienten, las sombras que produce el sentimiento de culpa. Tenemos que hacer piña y remar en la misma dirección y acompañarnos.

—¿Qué miedos tienen los padres?

—Los padres sobre todo tienen miedo a la enfermedad de sus hijos. Las madres también. Ellos son más prácticos a la hora de afrontar problemas banales, pero cuando hay un problema importante muchos se ven desbordados. Les pesa la educación de ser el más fuerte, el que tiene que tirar del carro y no se dan permiso a ser vulnerables. En momentos críticos, he visto más fortaleza en las mujeres.

—¿Hay que educar a los hijos varones con otros valores?

—Tenemos la responsabilidad de educar a los hijos varones para que puedan permitirse tener esas emociones y asumir que todas las personas somos vulnerables en momentos determinados.

—¿Van más los padres de ahora a la consulta de pediatría?

—En relación con hace una década, sí. Pero aún son muchas más las mujeres que vienen. Por una parte se debe a que tienen más tiempo de baja maternal y en esos primeros meses se producen gran cantidad de consultas por las vacunas y controles. Lo que sí es cierto es que los padres se sienten cada vez más implicados. Y esto es muy importante para los niños, que vean que tanto el padre como la madre se hacen cargo de su cuidado y educación.

—En su web he visto varias entradas dedicadas al tema de las vacunas. ¿Por qué es tan importante hablar de este tema aunque sean minoría las personas que no vacunan a sus hijos e hijas?

—Hay que desmontar bulo por bulo y mito por mito sobre las vacunas. Las vacunas salvan cada año entre dos y tres millones de vidas y según la OMS han salvado a más de 1.500 millones de vidas en el mundo. Son seguras y efectivas. Una de las mayores responsabilidades que tenemos como padres y madres es proteger a nuestros hijos. Las vacunas previenen más de 18 enfermedades mortales o que dejan graves secuelas. Cuando tengan dudas, que sepan que tienen abiertas las puertas de nuestras consultas. Es importante que se fíen de las informaciones que publican las sociedades científicas y fuentes homologadas.

—¿Cuál es el retrato robot de los niños y niñas del siglo XXI? ¿Qué rasgos destaca usted a la luz de su experiencia?

—Es muy difícil responder a esa pregunta. Tenemos niños muy inquietos y movidos que necesitan muchos estímulos continuos. Viven en un constante acelere provocado por las pantallas y los juegos en línea, la velocidad que se da en el mundo virtual no se corresponde con el real. Son impacientes y se corresponden con una baja tolerancia a la frustración y al aburrimiento.

—¿Qué aconseja usted para cambiar este rumbo en la infancia?

—Hay que hacer más actividades al aire libre, poner un poco de serenidad en la vida sin dar la espalda a las nuevas tecnologías —que por cierto, ya no son tan nuevas— y aprender a vivir con ellas de forma diferente. Antes jugábamos en la calle, a las tapas o los cromos. Hay que buscar un equilibrio entre aquello de antes y vivir de una forma cordial con las nuevas tecnologías, pero disfrutar del mundo real.

—¿Cómo descubrió su vocación de comunicadora?

—Descubrí que tenía que seguir este camino cuando di mi primera conferencia y vi que la mitad de las madres de la primera fila estaban llorando. Sentían un gran consuelo al verse reconocidas en lo que les contaba. A través de mis libros me he dado cuenta del poder inmenso que tiene la comunicación para llegar a los corazones, sensibilizar y remover conciencias.

—¿Hay que aprender a ser ‘malas madres’?

—Es necesario ser ‘malas madres’. Aparte de buenas madres somos mujeres que tenemos gustos, pasiones y debilidades... Me niego a perder todo eso. Se puede ser una madre maravillosa sin ser abnegada. Es un ejemplo estupendo para los hijos ver que sus madres son personas completas y distintas. Trabajar no te convierte en mala madre ni eres buena madre por cogerte una excedencia. Hay que ‘malamadrear’ mucho más.

—¿Tiene algún libro a la vista?

—El 12 de marzo sale publicado mi cuarto libro, Los cuentos de Lucía mi Pediatra. Son una serie de cuentos infantiles para niños y niñas de 4 a 10 años en los que Lola, la protagonista cuenta sus historias con las vacunas, la fiebre... y en los q1ue se habla también de la alimentación infantil, de la importancia de educar para la diversidad.

Todavía quedan algunas entradas disponibles para escuchar a ‘Lucía mi pediatra’ el sábado en el centro comercial Espacio León. Esta pediatra de origen asturiano, nació en Oviedo y está orgullosa de estas raíces vive en Alicante desde hace tiempo. En su página web www.luciamipediatra.com plasma lecciones de vida desde su experiencia como pediatra y sensibilidad como madre. La frase que abre este portal virtual es toda una advertencia: «Tu hijo no tiene que ser el centro de tu vida. El centro de tu vida eres tú». Lo mejor de nuestras vidas, Eres una madre maravillosa y El viaje de tu vida son los tres exitosos títulos de la pediatra más mediática del momento.

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