Diario de León

PATRIMONIO

Los palacios asturianos de Sierra-Pambley

Abolengo ganado en Astorga. En Cangas del Narcea hay tres palacios del linaje de los Sierra y Pambley, cuya presencia en Laciana, al menos desde 1774. Lo curioso es que la casa asturiana de Pambley se engrandeció en el sitio de los cristianos a una Astorga tomada por los moros. Pervive su escudo, con la emblemática cerda y su grey. La casa solariega de los Sierra, en Llamas del Mouro, es habitada por una familia ganadera. En Jarceley las vacas entran y salen del palacio cuando quieren

Benigno Méndez y Nieves Rodríguez bajo el escudo de Pambley, con su cerda, sus lechones y el pino alvar recuerdo del sitio de Astorga.  A. G.

Benigno Méndez y Nieves Rodríguez bajo el escudo de Pambley, con su cerda, sus lechones y el pino alvar recuerdo del sitio de Astorga. A. G.

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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Sierra-Pambley, la legendaria fundación que Francisco Fernández Blanco creó con los apellidos de su abuelo, tiene raíces en Asturias. O al menos parentela. Al otro lado del puerto de Leitariegos, en el concejo de Cangas del Narcea, se encuentra el triángulo palaciego de los linajes Sierra y Pambley.

Las aldeas de Pambley, Jarceley y Llamas del Mouro forman los vértices de este triángulo, aunque son muchas más las casas solariegas relacionadas con el linaje. La historia viene de antiguo. «Después del Papa y el del Rey es la Casa de Pambley». Se cuenta que esta frase estaba esculpida a la entrada del castillo primitivo que precedió al palacio de Pambley. Da una idea del prestigio de la familia. En la aldea asturiana, del mismo nombre —Pamblei en bable— solo queda el escudo sobre una casa reconstruida en la que habitan desde 1974 Benigno Méndez y Nieves Rodríguez.

El matrimonio octogenario observa, atónito, la carrera estruendosa de los saltasucos que rompen el silencio del valle en la soleada mañana de domingo. «Parecen marcianos recién aterrizados», comentan las visitantes.

Mientras conversan sobre la historia del antiguo palacio, tratan de distinguir el escudo. «Estas armas con su grei son de la casa Pamblei», está escrito en la piedra. Y bajo la palabra armas el relieve de una cerda a la que siguen unos lechones, con un árbol en el centro.

La explicación de estas divisas se encuentra en el Archivo de la Santa Yglesia de Astorga: «Este pino fuerte alvar /y esta puerca que dio al Rey / a Astorga son las del solar / de la casa de Pambley», recoge el libro Noticias documentales y genealógicas de las Asturias de Tineo de Manuel Caballero (edición de María Josefa Fuentes). Un Pambley, cuyo nombre no se indica, participó en el sitio de Astorga por el cual las tropas cristianas lograron apoderarse de la ciudad en manos de los moros.

El rey Alfonso el Casto le premió porque, arrimado a un pino, discurrió la forma de minar la cerca tras ver salir «una lechona con tres lechoncillos por un agugero que cubría una yedra y era solo para espeler parte de la inmundicia de la ciudad». Tras comprobar Pambley que podía pasar un hombre por este agujero, dio cuenta al rey y se ofreció para acometer la empresa, lo que logró con éxito. Se cree que la casa ya existía «antes de don Alonso el Casto y antes de la batalla del Moro». Incluso hay tradiciones que dicen que «los de esta Casa salieron a resistir del romano»

La historia, perdida en los tiempos y oculta en los archivos, se transforma en la comarca asturiana a través de la tradición oral: «Esta cerda con su grey salvó al pueblo de Pambley», apuntan en el restaurante Virgen de los Remedios que sirve buena comida tradicional y cuyo dueño reparte el tiempo entre el bar y el taller artesano de madera, haciendo madreñas a espuertas para el turismo rural.

El escudo de Pambley, que no aparece en la casa que Ángel Sirra-Pambley levantó en Villablino en 1774, es lo que queda del palacio, que, según cuenta Margarita Fernández, que estuvo casada con un Sierrra-Jarceley, ardió a finales del siglo XIX. Benigno Méndez Rodríguez tiene 87 años y nació en la casa. Cuando murieron sus padres, la compró a sus hermanos y allí vive con su esposa, Nieves Rodríguez, de Bruelles.

Saben que hay una fundación en la provincia de León, con casa en Villablino y en la capital. Pero poco más. Si son parientes o no de los de Asturias no tienen noticias, aunque no suponen. Según Víctor del Reguero, la idea de que los Sierra-Pambley leoneses, proceden de esta comarca asturiana, como sostiene Ferrero Blanco de Quirós, «no está contrastada».

Señala en este sentido que anteriormente a la casa que construyó en Villablino el padre de Felipe Sierra-Pambley, que fue ministro de Fernando VII y gobernador general de Canarias, ya existían otros Sierra y Pambley en Caboalles.

En Cangas del Narcea, el escudo de la casa Pambley pervive en otro palacio que pasó por mujeres a la casa de los Uría, como comenta Ferrero Blanco de Quirós en Prosapias de Asturias.

Las vacas no son las dueñas, pero sí las señoras de otro de los vértices del abolengo de los Sierra-Pambley. En Jarceley, la parte trasera del palacio que un hidalgo de los Sierra levantó en esta aldea, entran y salen a pastar por una espléndida arquería que da acceso a las dependencias usadas como cuadras. Pertenece a la parte más antigua, del siglo XVI, mientras que la fachada es de finales del XVII y principios del XVIII.

Margarita Fernández señala, a la derecha, la parte más antigua del palacio de Jarceley. A. G.

Junto al palacio, la iglesia-capilla de Santa María conserva los escudos de los linaje Sierra-Jarceley y Pambley. Según documentos manuscritos, la fundación de la capilla es de 1607, mientras que en otro consta el pleito de los siete años por los derechos de la vela que el de Pambley planteó en 1746 debido a que no se mantenía encendida la hacha encendida sobre la tumba de sus antepasados en las misas de los domingos. La condena fue de prisión y de 20 ducados de multa.

A manos de Margarita Fernández llegó también el manuscrito original de otro pleito entre ambos linajes por el enterramiento de un cadáver que no pertenecía a la familia y que finalmente no se llegó a realizar. Desde este palacio sale un camino que atraviesa el valle de Sierra.

El escudo de la casa de Sierra-Pambley en Villablino conserva las armas de los Sierra, pero no las de Pambley. Un castillo en llamas del que sale, tizón en mano, un caballero incendiario con una roela en el brazo izquierdo. Completa el escudo una barca con tres remos sobre ondas al pie del castillo y lises en los cantones superiores. En la casa de la Fundación Sierra-Pambley en León situada en la plaza de Regla y que Francisco Fernández Blanco construyó para su frustrado matrimonio con su sobrina Victorina hay un cuadro con las mismas armas.

Actualmente, es el museo en el que se cuenta la historia de un palacio burgués del siglo XIX y sobre todo el legado educativo de la Institución Libre de Enseñanza en León a través de este linaje que transformó el abolengo en filantropía a finales del siglo XIX y cuya huella se dejó sentir en Laciana de forma especial y también en la capital, Hospital de Órbigo, La Cepeda y Zamora.

El mismo escudo del castillo en llamas se conserva sobre la fachada del palacio de los Sierra de Llamas del Mouro, también en el concejo de Cangas aunque con usos muy distintos a los de la Fundación Sierra-Pambley. La ropa tendida sobre el balcón dice mucho de sus habitantes. Es ropa de faena hombre. Una chaqueta azul y pantalón de los de monte con sus rodilleras.

La casa solariega data del siglo XVII —anterior a la casa de Villablino de Ángel Sierra-Pambley—, como se dice en el cartel turístico que se encuentra en el pueblo. La entrada está jalonada por una hermosa hilera de árboles y su alrededor se divisa un amplio horizonte de pastos. Cuenta con una finca de 60 hectáreas, comenta su propietario.

Se trata de Faustino Suárez Álvarez, un vecino de Belmonte, el pueblo de la mina de oro, que compró el palacio a sus antiguos dueños por 80 millones de pesetas en 1996. Después de un largo pleito con Goldemine, la empresa canadiense que explota la mina, y de no pocos disgustos por defender su propiedad alcanzó un acuerdo y compró la casa a una familia venida a menos.

Esta familia, que ha aumentado con la reciente llegada de una nieta, habita el palacio, en cuya parte trasera llama la atención la torre circular con numerosas aspilleras, recuerdo de su carácter defensivo. Una cabaña de cien vacas es el medio de esta familia que, sin títulos de hidalguía, habita en la casa madre de los Sierra.

La relación que guardan estos Sierra y los Pambley de Pamblei con los de León no debe ser lejana, si no es directa.

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