Diario de León

CORNADA DE LOBO

Si te dicen que caí

Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Había dos grandes retratos de Jose Antonio y Franco (hacía ya ocho años de la muerte del ferrolano) en el despacho que me montaron a toda prisa como portavoz en León de la Junta autonómica recién estrenada con su primer gobierno presidido por Demetrio Madrid. Lo de los retratos aún entronizados en sus paredes me era perplejidad a medias, ya conocía de antes el sitio; aquel edificio había sido la Jefatura Provincial del Movimiento que como periodista visité a menudo desde 1971 entrando allí bajo sus tres banderas en balcón: la nacional, la falangista y la requeté, trinidad de trapo que se repetía en otras fachadas oficiales y ritos. Pero mientras gobernó UCD, su funcionariado mantuvo viejos cometidos culturales, educativos, deportivos... de modo que tampoco se vio necesidad alguna de apear de su decoración viejos símbolos, lo mismo que tampoco se destruyó su archivo político, pese a ordenarlo el ministro de Interior, Martín Villa entonces (se lo llevó a casa un alto jefescuadra tan pichi). Y aquellos funcionarios los absorvió la Junta de Castilla y León que en 1983 empezó a rodar sin cuestionarle a ninguno de qué modo había conseguido su plaza o empleo. Alguno lo temió, venían los socialistas como dueños de la Junta.. ¡que vienen los rojos, el puño y la rosa!... y vinieron rositas sin que asomara en ningún momento el palo de la reposición o depuración que seguramente en algún caso estaba más que merecida.

«Si te dicen que caí», cantaba el himno falangista. Y no cayó nadie. ¡Milagro!, se oía en escondites. Así que no hubo problemas entre el funcionariado azul mahón y sus jefes ahora rojos; el emsamblaje se hizo con poco retintín y buenas caras al no haber pase de facturas... ni memoria. En algunos casos su colaboración fue sincera, que es un modo de ser agradecidos. Y hasta alguno sonrió la broma al verme mantener tres días en su pared del despacho el retrato de Jose Antonio... pero boca abajo. Lo justifiqué por piedad, le veía muy pálido al pobre (foto vieja), esperando que al revés le bajara algo de sangre al rostro... y me entendieron.

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