«La psicología ayuda a no depender de los psicofármacos»

—¿La sociedad está tan enferma como para tomar tantos medicamentos, ansiolíticos y antidepresivos?

—Se ha hablado de la sobremedicación de algunos trastornos. Desde el punto de vista clínico habría condiciones que necesitarían una ayuda adicional como la farmacológica, pero siempre en combinación con un tratamiento psicológico basado en la evidencia, pero siempre con el objetivo de que la persona no dependa del fármaco.

—¿No sería más fácil enseñarle a los niños y niñas que sentimientos como la ira, la rabia o la envidia, por ejemplo, son normales, no son malos, que los identifiquen y que sepan que lo único de lo que sí son responsables es de sus reacciones y comportamientos ante ellos?

—Creo que estamos viviendo en un momento bonito en el campo de la psicología, en la cual, los tratamientos psicológicos para tratar los trastornos de ansiedad o depresión, que son los más prevalentes, incluyen, aunque siempre lo han hecho y ahora con más énfasis, el conocer como funcionamos a nivel emocional, qué funcionalidad tienen las emociones en esos malestares y cómo podemos regularlas para encontrarnos mejor. Existen tratamientos psicológicos muy potentes para enseñar a las personas que tiene dificultades a manejar esas emociones y enseñarles cómo regularlas. Un ejemplo es el tratamiento con un protocolo unificado para niños, que lo que hace es trabajar con los niños sus problemas para manejar las emociones, pero también para trabajar con los padres, porque se han convertido en un modelo no adecuado, en muchas ocasiones, de cómo afrontar esos problemas y esas emociones.

—También hay muchas corrientes de tratamientos psicológicos. Ustedes vienen hoy (por ayer) a hablar del modelo transteórico. ¿Con cuál nos quedamos?

—Coincido en mi compañero en la riqueza que tiene la psicología en ayudar a las personas a afrontar los problemas de manera diferente a través de diferentes teorías. Afortunadamente, existe un método científico que lo utilizamos para comprobar y ratificar que unos tratamientos pueden tener más evidencias que otros. Nuestro objetivo y esfuerzo es comprobar que existen maneras de regular las emociones que son más eficaces que otras.

—¿Un mal tratamiento psicológico le puede hacer más daño una persona con problemas que si no va al psicólogo?

—Por añadir dos cosas más a lo que dice mi colega, diría que la propia relación terapéutica es un indicador muy positivo para valorar si las cosas van bien o no. Pero también está el derecho del paciente de utilizar un recurso, que sepan que hay un colegio de psicólogos, un organismo oficial con profesionales registrados que da garantías de que todo está en orden y de que la persona a la que acuden está bien formada y siguen los estándares establecidos. En algunos sistemas de salud ya están planteando que tiene que haber una cartera de servicios en la que se incluyan técnicas psicológicas que hayan demostrado su eficacia en los pacientes, y para eso se organiza esta jornada, para que los profesionales se formen y puedan ayudar mejor a los pacientes.