Diario de León

EL LOBO LEONÉS DE FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE

En León, en mitad del parque de Quevedo, en plena naturaleza aunque sea urbana, como a él le hubiera gustado, está grabado para siempre el nombre de Félix Rodríguez de la Fuente, el hombre que enseño a mirar de otra manera a los animales. Murió hace 40 años en Alaska pero sigue vivo en el recuerdo. Él y sus lobos leoneses

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Félix Rodríguez de la Fuente, de cuya muerte se cumplieron ayer 40 años, convivía en su casa de Madrid con una manada de lobos de procedencia en parte leonesa. Lo confesó en una entrevista concedida a Diario de León con motivo de su presencia como pregonero de la Semana Internacional de la Trucha de 1969.

¿Cuál es su más bella experiencia?, le preguntó la periodista Ángeles Taranilla. «El poseer una manada de lobos domesticados, famosos en todo el mundo por la cantidad de veces que han sido filmados y cogidos precisamente en la misma raya entre Zamora y León. Eso ha venido a confirmar mi teoría de que, por salvaje que sea un animal, siempre que se le trate con cariño y se le dé de comer, puede llegar a convivir con el hombre y adquirir unas dotes de nobleza inesperadas».

Esos lobos y parte de los paisajes más rurales de la zona del Teleno, y también de Picos de Europa, se pueden ver uno de los primeros reportajes que hizo para Televisión Española ese mismo año de 1969, ‘La aventura de los lobos’, donde en primera persona defendía a esta especie salvaje desaparecida de otras zonas de Europa. Sin dejar de reconocer «que trae de cabeza a los pastores», el reportaje abordaba a este depredador «a secas», recalcaba Félix en imágenes en blanco y negro, en un antecedente claro de lo que luego sería uno de los capítulos más conocidos de su serie ‘El Hombre y la Tierra’, ya en color.

‘La aventura de los lobos’ tenía escenarios y costumbres leonesas, como las reuniones en torno al fuego, los filandones, donde se cuentan historias de lobos, la trashumancia desde las zonas de montaña de la provincia... Dividida en dos partes, de algo más de veinte minutos la primera y unos seis la segunda (se pueden ver en Yotube), el film incluía escenas de ataques, grabadas en la zona de la sierra de la Culebra, en Zamora, y cómo un «recio» pastor de León defendía ante el universal naturalista «que hay que perseguirlos».

«Si bien no me atrevía a negar que el lobo era un enemigo, cruel, sería injusto decir que es un animal que carece de una ética zoológica», afirmaba con rotundidad Félix Rodríguez de la Fuente.

Son varias las ocasiones en las que Félix Rodríguez de la Fuente vino a la provincia de León a grabar —y hasta tuvo colaboradores como Solís Fernández, un naturalista y taxidermista de Matarrosa del Sil— pero sus andanzas apenas se supieron más allá de los pueblos donde rodó al urogallo, al oso o al águila real en Picos de Europa, Ancares, Fornela, Laciana.... casi siempre de la mano de agentes forestales del antiguo Icona.

La desaparición de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente en plena crisis ha provocado que muchos de aquellos recuerdos se hayan perdido. Entre otros, un libro que contaba las veces que había venido a la Comunidad, con fichas de las nueve provincias, entre ellas León. De todas formas, algunas notas quedan, como la crónica del inolvidable periodista Ignacio Linares sobre una visita al Bierzo, en febrero de 1974: «La actualidad en la cuenca minera de Fabero, concretamente en la sierra cantábrica de los Ancares y Fornela, se centra en la visita que giraron los equipos de Televisión Española, al frente de los cuales viene Félix Rodríguez de la Fuente, para filmar secuencias de la fauna y flora de estas tierras bercianas, en estado letárgico. Las pallozas cobran un significado especial en el invierno, cuando la vida de animales y plantas queda sumida, al igual que la de las personas, en una laxitud y quietud que cobrará de nuevo con la llegada de la primavera. Deseamos feliz estancia en nuestras tierras al doctor Rodríguez de la Fuente y esperamos que algún día podamos contemplar en la pequeña pantalla las maravillas de nuestras tierras, de ver el urogallo, las típicas pallozas y toda una serie de circunstancias especiales de vida, en una comarca tan singular», narró el periodista.

Su muerte, en Shaktoolik, Alaska, el 14 de marzo de 1980, conmocionó —cómo no— a los niños de León y a todos los amantes de la naturaleza de esta provincia que cada semana veían sus experiencias a través de la pantalla de Televisión Española.

Aquel pregón de la Semana de la Trucha de León de 1969, que se recuperó con motivo de su fallecimiento en los periódicos de León, hace ahora cuatro décadas, es también un canto a los ríos de León.

«Bien merece el honor de ser exaltada y cantada», decía Félix como pregonero, «no como un simple medio de pescar la trucha, sino como un cordón umbilical».

«Canto a la trucha leonesa, a esta trucha que va a ser el talismán que una a los hombres con la madre tierra y pido perdón a los leoneses porque no he podido cantar a la trucha como corresponde. Cantar a la grandeza de su historia y a la gloria de los ríos leoneses», concluía.

Félix Rodríguez de la Fuente tiene un monumento en León, en el parque de Quevedo, erigido en junio de 1980 en una piedra caliza en medio de los árboles más altos de la ciudad: ‘Félix Rodríguez de la Fuente, como homenaje y recuerdo de los niños de León’. Allí, Félix sigue vivo. Para niños hoy adultos.

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