Diario de León

Alzhéimer

Volver a clase de memoria para olvidar el Covid-19

«Se me hizo el tiempo muy largo». Josefa es una de las usuarias de la unidad de memoria de Alzhéimer León que ayer estrenó la vuelta a la ‘normalidad’. La asociación leonesa es una de las primeras de la Comunidad que, de acuerdo con las familias, retoma la actividad. En grupos de cinco personas ‘enmascarilladas’ que no tienen contacto entre sí, con entradas diferenciadas y distancia de seguridad.

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A Josefa Pertejo Pertejo se le hizo muy largo el tiempo del confinamiento. Y Avelino, de 92 años, preguntaba a su hija: «¿Cuándo volvemos a ese sitio?» cuando se veían por videollamada. No le convencía mucho lo de hablar por la pantalla. «Está todo muy revuelto», repetía a la mujer que le cuida en su casa.

Las más de 350 personas que atiende Alzhéimer León en sus diferentes programas y centros se han visto privadas durante tres largos meses de la terapia de acudir cada día a hacer ejercicios de memoria, saludar a sus compañeras y compañeros y sentir la mano protectora de los profesionales.

El lunes empezaron la desescalada para entrenar la memoria y olvidar el tiempo del Covid-19, los largos días del confinamiento en los que la atención telemática —e incluso la presencial a domicilio en casos excepcionales de trastornos de conducta— no evitó que añoraran el contacto físico y la rutina.

La vida regresó al centro de José Aguado, al CHF y también a las dependencias de la asociación en Santa María del Páramo y Cea. Poco a poco y con nuevos hábitos. En grupos de cinco personas que, por el momento, no se pueden relacionar entre sí. Ni siquiera entran por las mismas puertas, «de manera que si se produce un contagio no han tenido contacto con ningún otro grupo», explica Flor Juan, gerente de Alzhéimer León.

Abrir las puertas
«Tenemos un compromiso con la sociedad leonesa y nuestra intención, tras 30 años, es mantenerlo»

Los carteles de zona azul y la zona verde son algunas de las indicaciones que el centro de Alzhéimer de José Aguado ha puesto para orientar a familias y usuarios. A la puerta del turno de las 12.30 horas, las personas que acudieron ayer por primera vez a la unidad de memoria hicieron cola a la espera de que llegara el trabajador que les tomó la temperatura y les indicó el camino.

«Nos tenemos que acostumbrar a llevar esto, papá», le dijo María Eugenia a su padre antes de salir de casa. «Pues estamos todos muy feos», respondió Avelino con la sinceridad y espontaneidad de las personas que, a su edad y con la memoria que les queda, ya no ponen filtros a expresar lo que sienten.

Antes de entrar hay que tomarse la temperatura. GAITERO

Vuelven al ‘cole’ pero no tendrán graduación, la fiesta en la que cada año despiden el curso. En grupos reducidos que irán aumentando progresivamente porque el teléfono no deja de sonar para pedir información y coordinar la reincorporación de personas que han superado el confinamiento y esquivado al Covid-19.

El plan de contigencia afecta de manera diferente a cada centro. En José Aguado la capacidad autorizada con los espacios de que dispone se reduce al 50% — de 180 a 95— mientras que en Santa María del Páramo solo podrán usar por el momento 15 de las 45 plazas.

La gerente de Alzhéimer León señala que «tenemos confianza en que se pueda controlar y en dos semanas podamos volver a la normalidad». Con cambios, eso sí. La ludoteca, que forma parte de su señero proyecto intergeneracional, se habilitará para una veintena de niños y niñas de 3 a 10 años en el Parque de los Reyes y el salón del centro social, en una iniciativa en colaboración con el Ayuntamiento de León.

Cerca, pero con la distancia necesaria. MARCIANO PÉREZ

«Es un proyecto que es muy importante para nuestra filosofía de atención, aunque ni siquiera cubrimos costes», señala. Está dirigido tanto a trabajadores del centro como familiares y familias del barrio.

También han retomado el proyecto de formación que, por el momento, podrán impartir a 15 personas. Alzhéimer León es una de las primeras asociaciones en reabrir sus centros de día tras el cerrojazo del Covid-19. «Tenemos un compromiso con la sociedad leonesa y nuestra intención, después de 30 años, es seguir adelante innovando y asumiendo riesgos que estos tiempos requieren», comenta Flor Juan.

«Arriesgar con precaución, es una decisión que hemos tomado tanto por parte de la asociación como de las familias», matiza. «Hay familias muy necesitadas, colaboradores, trabajadores (emplea a 70 personas) y voluntarios», recalca. «Ahora nos necesitan más que nunca para poder retomar sus vidas», concluye. Cubrir costes y mantener vivo el proyecto exigía dar el paso.

Aplicación en la vuelta a la rutina. MARCIANO PÉREZ

Para las personas que acuden a la unidad de memoria también es un alivio volver a empezar. «Teníamos muchas ganas», confiesan al unísono. «Yo no salía, pero se me hizo el tiempo muy largo», comenta Josefa Pertejo Pertejo, de la Sobarriba. Elsa celebra la vuelta a clase el día de su cumpleaños y Pepe asegura que no ha tenido miedo al Covid-19.

El espacio, mirarse a los ojos, hacer los ejercicios... Durante el confinamiento «no he hecho mucho», confiesa. A pesar de que desde la asociación recibían atención telemática no percibían las mismas sensaciones que en el centro. «En casa, uno solo, no es igual que aquí con todos los compañeros», apostilla la más habladora.

El salir de casa ya es una terapia. «Si tenemos alguna alegría nos la contamos, y si tenemos alguna pena, pues también», comenta otra usuaria, originaria de Paradilla de la Sobarriba. Y han aceptado la mascarilla sin reticencias. Como ciudadanos y ciudadanas responsables.

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