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El Curueño resplandece a finales de verano

Valdelugueros volverá a encontrarse con la feria ganadera y artesana del Cristo cuando la situación sanitaria sea adecuada

Imagen de la feria concurso de Valdelugueros en ediciones anteriores. ARCHIVO

León

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Hay un momento de júbilo en la tradición de la que bebe la feria del Cristo, del Cristo de la Paz, que convoca desde tiempo inmemorial a la comarca del alto Curueño: era el final del ciclo del verano, que refleja el esfuerzo después de tanto trabajo de sol a sol, para sacar rédito de los rebaños, del manejo agroganadero de una tierra que donde es indiscutible el concepto de economía circular. Valdelugueros se viste cada segundo domingo de septiembre con el traje que le encomendaron los antepasados.

Las mejores reses que alimentan los pastos, el praderío, las lomas de los puertos alpinos de la cabecera del Curueño, que no tienen nada que envidiar a otras zonas de la montaña leonesa, se citan en el recinto ferial de Valdelugueros en esta convocatoria que no sólo es de la localidad que la acoge; también de todo el término municipal al que da nombre, para el valle del Curueño, por extensión, para los parejos del Torío y el Porma. Desde tiempo inmemorial, tal y como recuerda el alcalde del municipio, Emilio Orejas, que ya avanza que esta edición correrá la misma suerte que la del año pasado, coartada por causa de la pandemia. «La prevención nos obliga a aplazar otra edición, como ya hicimos el año pasado», indica Emilio Orejas, sobre las casi nulas perspectivas de llevar adelante la celebración.

La feria de Valdelugueros era una cita indispensable como feria de ganado, de transaciones, acorde a la dedicación de referencia de la zona de influencia de este extremo en la periferia norte de la provincia leonesa; luego, los cambios de normativas y los usos, variaron la dedicación, hasta completar la torna en cita de concurso exposición de ganado lanar, bovino, caballar y certamen de perros mastines. Con fundamento religioso, por la devoción del área de influencia al Cristo de la Paz, que llevó a fijar la cita el 14 de septiembre, festividad, y que luego, también derivó en el calendario hacia el segundo domingo se septiembre para evitar la coincidencia con el certamen ganadero de Puebla de Lillo; en respeto y compatibilidad de las dos citas, en dos áreas en las que existe una gran permeabilidad entre valles.

El resto del repertorio de esta feria de Valdelugueros se centra en la aportación de la producción artesana de la zona, amplia, y dedicada a la transformación de los productos de la tierra; los quesos, la miel, los embutidos y otras transformaciones artesanales que se dan nombre a este valle, de fértiles praderíos y caserones de alero ancho, que se acuna entre montañas indomables.

La feria esperará en el hueco del calendario un momento adecuado para regresar a la celebración en ese lugar de privilegio que contiene la reserva de la biosfera de Los Argüellos, donde se cultiva un hábitat adecuado para contrarrestar esa presión social que deriva de la vida de las urbes en pandemia. «Un privilegio a tres cuartos de hora de León», promociona el alcalde de Valdelugueros, sobre este enclave con un atractivo indiscutible para satisfacer al turismo que desea descanso, paz, alejarse de las prisas.

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