Diario de León

Aquellos tebeos para chicas

Un libro hace justicia a los denostados cómics femeninos como ‘Florita’, ‘Lilian Azafata del Aire’ o ‘Claro de luna’

Animación con la portada de algunos tebeos antiguos

Animación con la portada de algunos tebeos antiguos

Publicado por
Pilar Martín
León

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Cuando el director de Tebeosfera, Manuel Barrero, era niño —allá por los años 70 del siglo pasado— «leía a escondidas» tebeos para niñas. Y lo hacía sin que nadie lo viera porque, de lo contrario, lo hubieran tachado de «desviado», según dice a Efe en una entrevista con motivo de la publicación el próximo 13 de diciembre del que es ya el tercer número de la colección «Memoria de la historieta».

«Los tebeos para niñas eran tan atractivos como los de los niños, pero versaban sobre un mundo asociado a las niñas, donde se lanzaban mensajes sobre obediencia o castidad, temas diametralmente opuestos a los que abordan las autoras actuales», explica este historiador del cómic.

Y el porqué de publicar este libro ahora no es para arrimarse al calor del éxito de la novela gráfica hecha por mujeres, sino porque a él le rondaba esta idea desde 2008 ya que ese recuerdo de niño lector de tebeos le ha acompañado siempre.

Así que, junto a otros expertos en la materia como José María Conget, María Eugenia Gutiérrez, José Joaquín Rodríguez, Paula Sepúlveda, Isabelle Touton, Eva Sanjuán y Marika Vila, ha creado esta obra repleta de reproducciones de originales en la que han analizado concienzudamente series como Azucena, Florita, Lupita, Merche, Mariló, Claro de Luna, Rosas Blancas, Sentimental, Esther, Gina, Jana, Pecosa, o Barbie y Sindy, entre otros muchos.

«Es el libro más complicado que hemos hecho hasta ahora en Tebeosfera, empezamos en 2008 y no lo hemos sacado antes porque no teníamos toda la información. Hemos estado diez años buscando a coleccionistas para ver los tebeos y finalmente tuvimos la suerte hace cinco años de encontrar a tres mujeres coleccionistas con una gran colección de tebeos para niñas. Pero no hemos manejado todos porque es imposible, hay colecciones de hasta 1.000 números» explica.

Aún así, las referencias son muchas y tras su análisis estos expertos han sacado a la luz varias «certezas» como que bastantes editoriales dedicaban más de un tercio de sus esfuerzos a este tipo de cómic, o que la industria cultural española experimentó un fuerte empujón comercial debido a la introducción de las lectoras en los años cuarenta y mantuvo un mercado fértil hasta los años ochenta gracias a este tipo de público, leal y cultivado.

Portada de algunos tebeos para las chicas

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Desdeñados

Pero también ponen de manifiesto que la calidad de estos productos, pese a haber sido «siempre desdeñados», los convirtió en muy exportables, más que los dirigidos a chicos, y eso permitió la difusión de obra española por toda Europa y por varios países suramericanos; o que fueron ellas, y no los chicos, las que primero se incorporaron a la modernidad que llegó con la moda o la música pop usando para ello los tebeos.

«Las niñas también leían el Capitán Trueno además de los cómics hechos para ellas, y yo creo que al menos la mitad de los lectores de aquellos años (los cuarenta y los cincuenta) eran niñas. Fueron un motor de la industria, que nunca se los tomó en consideración, y el 75% de los editores grandes dedicaban sus esfuerzo a satisfacer al mundo femenino», matiza.

Tanto era el «desprecio» que, según añade, sucedían casos como el de repetir las historias si una semana el dibujante fallaba: «hay colecciones que a partir del número 300 son los mismos del inicio, se tomaba como un producto de usar y tirar», lamenta.

Según Barrero, en Historias para niñas hay otra cosa que le «enorgullece», y es el hecho de que dan a conocer a autoras desconocidas de los años 40 como la catalana Lola Anglada: «Eran mujeres que se incorporaban a trabajar en el mundo del tebeo y después no siguieron. No sabemos nada más de ellas, conocemos su nombre porque firmaban, y por eso suponemos que eran catalanas en su mayoría. Hay un ejército de autoras olvidadas y que participaron en esta figura emergente».

Olvidadas pese a que, según destaca, en 1965 en los kioscos españoles el 75% de las novedades que salían cada semana eran cómics para niñas, hasta el punto de que había más cómics de una cabecera olvidada actualmente como Azucena que del archiconocido Capitán Trueno.

Consciente de que con este libro han «abierto una brecha» hasta ahora nunca antes explorada, Barrero cuenta que la mitad del libro tiene un enfoque «con perspectiva de género; y la otra, no».

«La una pone en evidencia lo que en esos tebeos era evidente, que la mujer siempre estaba relegada al hombre, pero hay otros textos que analizan cómo en esos tebeos las propias autoras estaban intentando valorar su presencia en la vida cotidiana, su importancia y eso, pensamos, que caló entre las lectoras que abrían estos tebeos», según sus palabras.

Tebeos. Historietas para chicas cuenta también con unas sobrecubiertas ilustradas por Cristina Durán —Premio Nacional de Cómic— y con un prólogo de la escritora leonesa Ana Merino. Además, recuerda Barrero, incluye el «más amplio y contrastado» catálogo de todos los tebeos para chicas publicados en el siglo XX.

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