Diario de León

CARNÍVOROS

Cerca de treinta millones para compensar el menú

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Los costes de indemnización ascienden a más de 28,5 millones de euros al año por daños causados a los animales y a bienes; además, el coste medio por depredador es de 2.400 euros para los lobos y de 1.800 euros para los osos. Desde que se concibiera en el año 1992, el programa LIFE ha destinado más de 88 millones de euros a proyectos que estaban encaminados a la prevención y mitigación de los daños causados por los grandes carnívoros, y hoy por hoy se han invertido otros 36 millones de euros en proyectos en curso. No obstante, no se trata solo del coste económico que incurren los ganaderos, sino también de las repercusiones psicológicas que padecen, dado que su medio de vida se encuentra bajo una presión constante: el ganado sufre lesiones, abortos, descenso de la fertilidad y hay pérdidas generales en el rebaño. Este incesante asedio al sustento mismo de los ganaderos supone un grave riesgo para el futuro de la actividad agroganadera en algunas de las regiones europeas más amenazadas, especialmente en las regiones de montaña de Europa.

Conflictos

Las medidas preventivas que se ponen en marcha requieren mucho tiempo, dinero y trabajo para los habitantes de las zonas rurales y los ganaderos que aspiran a proteger sus hogares y medios de vida. No obstante, muy a menudo estas medidas, que consisten en vallas de protección, sistemas de alarma, alojamientos y perros guardianes,en realidad perjudican más de lo que pudieran ayudar a la protección y revitalización de la biodiversidad de los hábitats comunitarios. El vallado restringe la libertad de movimiento de los mamíferos más grandes, como los ciervos y otros ungulados; por su parte, la presencia de perros guardianes puede ser perjudicial para las aves que se reproducen en el suelo y en otros animales salvajes; y los sistemas de alarma alteran el entorno natural. La agricultura pastoril extensiva es una práctica que está, en gran medida, en sintonía con el entorno y con los hábitats naturales en los que se encuentra implantada, y como tal, es clave para mantener y regenerar los paisajes abiertos que pueblan los lugares más remotos de Europa. Por lo tanto, es fundamental garantizar que tanto estas regiones como los agentes rurales que en ellas habitan puedan seguir contribuyendo de forma significativa a la protección del medio ambiente y al control de la erosión, así como al de los paisajes.

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E n muchos casos, la interpretación legal de «protección rigurosa» impide la aplicación de una gestión activa de la especie, la cual puede contribuir a reducir los graves conflictos con respecto al ganado, a las personas y a los paisajes de gran biodiversidad. Estos conflictos se suman a las presiones que ya se ejercen sobre los intereses relativos a los medios de vida rurales.

La Directiva de la UE sobre los hábitats tiene un importante objetivo en virtud de su artículo 2: el mantenimiento o la regeneración que lleve a «un estado de conservación favorable de los hábitats naturales y de las especies de fauna y flora silvestres de interés comunitario», al tiempo que los Estados miembros «han de tener en cuenta las exigencias económicas, sociales y culturales y las características regionales y locales».

Lamentablemente, el «Documento de orientación sobre la protección rigurosa de las especies animales de interés comunitario con arreglo a la Directiva sobre los hábitats», publicado recientemente por la Comisión Europea, no ofrece orientación ni aclaraciones precisas sobre la gestión de las especies bajo una protección rigurosa a la luz del crecimiento de las poblaciones de grandes carnívoros y el aumento de los conflictos de coexistencia. Por otra parte, las poblaciones de algunas especies de grandes carnívoros en la UE ya no requieren una protección rigurosa en virtud del anexo IV de la Directiva Hábitats, puesto que ya no se consideran ni amenazadas ni vulnerables. Sin embargo, estas poblaciones todavía gozan de la protección rigurosa que se contempla en el anexo IV de dicha directiva. El Parlamento Europeo ha pedido a la Comisión que ponga en marcha un procedimiento para modificar los anexos de esta directiva, tal y como se requiere en este caso, pero sus peticiones han caído en saco roto.

A medida que crecen las poblaciones de grandes carnívoros se multiplican los ataques de osos al ganado y, en algunos casos, a los humanos, y el miedo se hace más palpable. Las víctimas van desde los perros, las ovejas, y el ganado en general a los ponis incluso, que sufren ataques encarnizados, con heridas que van de leves a graves, hasta la muerte en algunos casos. Por ejemplo, en 2020 los ganaderos franceses vieron diezmada la cabaña ganadera con la muerte de 9.872 animales, principalmente ovejas, a garras de la población nacional de lobos; mientras que en España, las muertes en el mismo año ascendieron a más de 5.000.

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