Diario de León

León tiene swing

Baile en la calle. Personas amantes del swing se citan cada miércoles a través de la redes sociales para practicar durante varias horas Lindy Hop, un baile que llena las calles del mundo al ritmo de los clásicos de esta modalidad de jazz.

Un grupo de personas baila swing en el exterior del mercado del Conde Luna, el pasado miércoles. FERNANDO OTERO

Un grupo de personas baila swing en el exterior del mercado del Conde Luna, el pasado miércoles. FERNANDO OTERO

León

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Bailar swing. Una comunidad de adeptos a este baile popularizado en los años 20 y 30 se cita cada miércoles en la Plaza del Conde Luna para danzar al ritmo de Lindy Hop. Los hoppers, tanto si son leaders , fo llowers e incluso los dos roles a la vez, se reúnen a partir de las 19.30 horas en este espacio abierto, junto al mercado para dar vida a un ritmo que vuelve a estar de moda y que, como ahora en León, llena las calles de las grandes ciudades de todo el mundo. Durante muchos años el rock and roll eclipsó esa modalidad de jazz que en los años 80 volvió a popularizar Frankie Manning, un bailarín de color estadounidense apasionado de esta forma enérgica y a la vez elegante de mover el cuerpo.

Los aficionados a este ritmo se citan a través de las redes sociales. «Este verano ha habido días en León que han acudido personas de otras provincias o países que estaban de paso o de vacaciones y que han aprovechado para venir a bailar». Antonio Bermejo es el referente de estos grupos, un amante del swing y defensor de la esencia de un baile popularizado por la comunidad negra en la sala Savoy en Harlem. «Se empezó con el jazz y se acabó popularizando el swing», un ritmo en el que las parejas dejan de colocarse frente a frente, como hasta ese momento, y empiezan a dejar espacio entre los cuerpos para amplificar los movimientos, en los que, por primera vez, las mujeres comienzan a tener el protagonismo. «Quieren dejar de bailar charlestón», una variedad del foxtrot que hizo furor en todas las salas de baile en Estados Unidos durante la década de los 20. «Con el swing se baila en pareja, pero las chicas van y vienen, deciden sus movimientos y adquieren protagonismo. El hombre las tiene que seguir».

Ritmo y movimiento para pasar la tarde en la calle. FERNANDO OTERO

Ritmo y movimiento para pasar la tarde en la calle. FERNANDO OTERO

De las primeras orquestas de jazz «en las que había un trompetista que tocaba y todos los demás músicos le seguían a su ritmo desafinando, surge el swing con una armonía vertical». Antonio Bermejo es alumno y enlace de este grupo de asiduos atentos a las posibles convocatorias para bailar en la calle. «No sólo bailamos en León, también nos desplazamos a otras provincias cuando lanzan encuentros multitudinarios para bailar. A los bailes en la calle se les llama clandestinos». Por WhatsApp, Facebook o Twitter, las convocatorias para mover el cuerpo a ritmo de Lindy Hop son de asistencia libre.

A la hora fijada comienza la música. Duke Ellington, Chick Webb, Benny Goodman o Count Basie inundan el ambiente de armonía y ritmo y comienza un balanceo por parejas. Antonio baila swing desde el año 2017. «Venimos individualmente y aquí nos juntamos, no hace falta venir con una pareja. En este baile el papel que adquieren los chicos y las chicas se desdibuja, pero hay uno que es el que lleva al otro, que sigue. Hay dos roles, que son intercambiables. Es muy divertido y un baile muy cortés. Ninguna parte del cuerpo que se pueda tocar durante el baile puede estar al descubierto. Es pura elegancia. Aquí no se viene a ligar, si viene a bailar. Nos gusta la música a todos, nos hacemos amigos y nos relajamos».

Las motivaciones para acudir a estos encuentros de baile en la calle son tan diversas como perfiles de las personas que acuden. «Hay gente que viene para hacer ejercicio porque es un baile aeróbico, con mucho movimiento. Te enamoras de él en tres minutos, pero a pesar de la aparente ligereza es uno de los bailes más difíciles que hay».

Las personas que acuden a bailar ya han tenido un primer contacto con el ritmo en alguna academia, pero no es necesario tener un conocimiento de la técnica para comenzar a mover el cuerpo al son del swing. «En León somos medio centenar de personas asiduas a estos encuentros de baile en la calle y acudimos a otros eventos en otras ciudades. Aunque es un baile complicado hay una rutina común en todos los países para que no haya problemas a la hora de bailar con otras personas aunque sean de otros lugares. Es el Shim Sham, una coreografía que todo el que aprende swing conoce, así se puede bailar en todas partes».

A bailar swing se acude sin complejos y aunque no está pensado para ligar las amistades que se establecen pueden acabar en una relación. Es el caso de la pareja de gallegos Javier Gil y Loli Fernández, que el miércoles acudieron a bailar junto al mercado. «Pertenecemos a un grupo de swing de A Coruña desde 2016 y allí nos conocimos».

Javier se introdujo en este baile por un amigo. «Me gusta esta música y un amigo me dijo que me apuntara. Sólo se bailar swing. Es un baile muy bonito y social donde se establecen muchos lazos de amistad, muy lejos del reguetón». Loli no conocía nada de este ritmo. «Tuve que informarme por Internet antes de empezar y me encantó. Me apunté a una academia con una amiga. Este baile te lleva a muchos sitios. Si te desplazas a otra ciudad enseguida buscas en las redes para conocer los puntos en los que se queda para bailar. No se necesita ser especialmente joven para bailar, sólo tener un poco de sentido del ritmo».

La leonesa Charo Lorenzana aprendió a bailar con María Casares, que daba clases en su casa. «En 2019 me apunté a Rumbalet, pero todo se cerró por la pandemia. Ahora venimos aquí, es un escape del trabajo, de la familia, es un hobby muy recomendable. Me gusta porque no hay apenas contacto físico y si te fijas todos irradiamos alegría cuando bailamos. La risa es una buena terapia».

Melisa pertenece al grupo desde 2014. «Tengo 36 años. Una vez fui a un concierto en el Babylon y conocí por primera vez este ritmo. Fui a una academia para aprender y a través de estos encuentros hemos viajado a distintas provincias para bailar en la calle en los festivales con los grupos de allí. A León también vienen personas de otras provincias. Me gusta esta música y aunque se baile en pareja es muy independiente».

En las redes sociales se puede encontrar información en Facebook, como Lindy Lions, donde comparten noticias, encuentros, conciertos y eventos relacionados con el swing.

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