Una historia increíble

alfonso garcía

El Romancero, tan rico, nos recuerda también la figura de la Dama de Arintero, uno de los nombres seguramente más asentados en la memoria/imaginario colectivo de los leoneses como ejemplificación de la mujer soldado. Cosa muy distinta es cuánto tenga de asentamiento en la leyenda/ficción o en la realidad. Basada precisamente en el Romancero leonés, esta novela se alinea en la narrativa sobre nuestro personaje con todos los ingredientes y licencias que el género permite, y no son pocos.

En el último cuarto del siglo XV «los vientos empezaron a remover aires de guerra». Los condes de Arintero tenían cinco hijas, ningún varón. Una de ellas, Juana García, preocupada por su padre, le dice: «El señor de Aviados reclama a alguien de nuestra casa para ir a la guerra, ¿verdad?». Se ofrece ella para ir. Después de dudas, adiestramiento y temores, parte hacia la batalla convertida en el caballero Diego Oliveros, acompañada de Hugo, un joven vasallo de la casa, como escudero. Finalizada la contienda, regresan a casa, pero en La Cándana, muy cerca de Arintero, ocurre… Los sucesos forman parte del descubrimiento del lector. Lo que ocurre entre la salida y el regreso conforma el verdadero corpus de esta interesante novela sobre la primera guerrera y soldado de España. En distintos escenarios y acontecimientos, nuestra heroína «empezó a resolverse como un auténtico guerrero, luchando con coraje, sin dudar ni un solo segundo en descargar la espada sobre sus adversarios, dejando a más de uno tendido en el campo de batalla…», de tal manera que el rey don Fernando «estaba muy sorprendido con el descubrimiento. Y si antes ya tenía ganas de conocer a quien se hacía llamar Diego Oliveros, que se había ganado el respeto de los caballeros de la hueste por su gallardía, desde que había sabido que se trataba de una mujer, su curiosidad se había multiplicado por mil…». Como recompensa a su valor y esfuerzo, el rey concede privilegios a la familia, pueblo y localidades cercanas. Esta novela de guerra, que también es un alegato de paz, entremezcla la ficción con un escenario histórico, lo que permite envolver otras historias con la principal.