Diario de León

A menos de un milímetro entre la vida y la muerte

La evolución tecnológica permite a los cirujanos acceder a lugares hasta hace poco inaccesibles

Rubén Álvarez, del servicio de Cirugía Plástica, director del comité de organización. RAMIRO

Rubén Álvarez, del servicio de Cirugía Plástica, director del comité de organización. RAMIRO

León

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Llegar a esas partes del cuerpo donde nunca antes se había llegado, coser los vasos sanguíneos, vascularizaciones y nervios casi invisibles para el ojo humano e inaccesibles hasta hace apenas cincuenta años. El avance tecnológico permite a los cirujanos intervenir cada vez más en procesos más complejos, aunque todavía queda mucho campo por descubrir. Los cirujanos se adiestran con modelos animales y técnicas de magnificación para realizar operaciones de microcirugía. El paso siguiente, que ya está dando sus primeros pasos en algunos procesos, es la supramicrocirugía, es decir, acceder a localizaciones que miden 0,2 milímetros o incluso menos.

La microcirugía se ha convertido en una práctica clínica imprescindible en la que están involucrados cada vez más servicios hospitalarios. «Y no se puede practicar con el paciente. Los especialistas necesitan adiestramiento en cursos especializados», explica Rubén Álvarez García, del servicio de Cirugía Plástica del Hospital de León, director del curso junto a Emilio González, especialista del servicio de Neurocirugía, que comienza la próxima semana y que formará a 16 especialistas procedentes de toda España y de sudamérica. El de León es uno de los diez cursos sobre esta especialidad que se imparten en España. «No hay muchos como este que se organiza en León por eso las plazas ya están agotadas desde julio». Las restricciones por la pandemia obligaron a suspender este tipo de formación práctica. «Es importante esta formación, que es el principio de la preparación, pero luego hay que seguir progresando con otros cursos», afirma Rubén Álvarez.

Los servicios de Cirugía Plástica y Neurocirugía , junto con la fundación de investigación del Hospital y la Universidad de León organizan el XXI Curso de Microcirugía con un programa práctico y abierto a todas aquellas especialidades como Cirugía Plástica, Neurocirugía, Cirugía Maxilofacial, Traumatología, Cirugía Vascular, Otorrinolaringología, entre otros, que precisan incorporar la microcirugía par llevar su práctica profesional a la vanguardia de la ciencia médica actual. El curso se celebrará los días 26, 27 y 28 de octubre. La microcirugía representa más del 20% de todas las intervenciones quirúrgicas que se realizan actualmente en el Hospital de León.

Práctica y manos

«Se trata de un curso de formación con un componente eminentemente práctico en el que los cursillistas adquieren las habilidades y destrezas técnicas necesarias para operar estructuras de pequeño calibre que precisan de magnificación óptica con microscopía o gafas de aumento», explica Rubén Álvarez. Gracias a la tecnología y a la preparación de los profesionales, en los quirófanos se pueden hacer intervenciones quirúrgicas como reimplantes de dedos y extremidades, reparación de lesiones del sistema nervioso periférico, trasplantes de tejidos para reconstruir defectos traumáticos, oncológicos o malformaciones congénitas, reconstrucción de extremidades con el servicio de Traumatología, reconstrucciones mandibulares con el servicio de Cirugía Maxilofacial, cirugía oncológica con el servicio de otorrinolaringología, trasplantes tisulares compuestos (como trasplantes de mano o de cara) o cirugía del linfedema, que es uno de los avances más novedosos.

«En algunos centros ya se realizan técnicas de supramicrocirugía, pero su utilización no está extendida. Todavía se necesita mucha más evidencia clínica».

Aunque está en fase de desarrollo, la cirugía del linfedema es uno de los campos de futuro. «Se trata de conectar vasos linfáticos, que son extremadamente finos y pueden ser una solución para corregir el problema. Para que se hagan una idea un caso linfático mide unos 0,2 milímetros, que es más pequeño que el de un dedo, por ejemplo, que mide 0,6 milímetros y para cuyo abordaje ya estamos adiestrados desde hace tiempo».

Los cursillistas practicarán con modelos in vitro , con contramuslos de pollo, material práctico para este tipo de microcirugías y después con modelos de ratas para adquirir destrezas manuales para abordar estas estructuras milimétricas. «Entre todas las habilidades que aprenden, está la de trabajar sin temblar, con posturas y relajación».

El desarrollo de la tecnología de magnificación experimental en los años 60 permitió el despegue de la microcirugía, que continúo su desarrollo en los años 70 con los implantes de colgajos libres, las transferencias en los años 80 y los trasplantes en los 90. «En los hospitales se hace mucha cirugía básica, pero la cirugía compleja como la que enseñamos en estos cursos abre las puertas a operar órganos que hasta hace pocos años eran inaccesibles. Para eso se necesita un laboratorio, con microscopios de última generación que nos facilitan las marcas comerciales».

Ser capaz de realizar anastomosis vasculares y coaptaciones nerviosas que por su pequeño tamaño necesitan de magnificación óptica para su realización «es un campo imprescindible que debe dominar los cirujanos de algunas especialidades. Estas habilidades sólo se pueden adquirir mediante entrenamiento durante mucho tiempo en un laboratorio antes de poder trasladarlas a la práctica clínica —si no queremos que sean los pacientes los que paguen nuestra curva de aprendizaje—. El entrenamiento se realiza en animal de experimentación (ratas) donde se realiza técnicas como la sutura de la arteria carótida o le reparación de su nervio ciático».

El curso, que comenzó hace 21 años de la mano del neurocirujano José Cosamalón, se ha convertido en un referente nacional que ha dado formación a más de 250 especialistas procedentes de distintos países. En la formación participan los mejores especialistas en esta materia de León y Asturias.

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