Diario de León

REINA POR GANANCIALES

Carlos III será coronado el 6 de mayo en la abadía de Westminster, como ha ocurrido en casi todas las coronaciones desde hace nueve siglos. En la ceremonia será entronizada también la reina consorte, Camila. Es reina por matrimonio. Y también por mediación de Isabel II. El último regalo que le hizo a su hijo antes de morir

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Quién quiere tener 75 años, la verdad, pero no hay nada que podamos hacer al respecto. así es la vida», dice Camilla en una entrevista que concedió a la revista ‘Vogue’ con motivo de su cumpleaños. En ella hace un repaso de su vida, de los obstáculos superados y de cómo ha sido el camino que la ha llevado a la estabilidad y felicidad en la que dice vivir actualmente.

Una etapa en la que tienen una gran importancia sus cinco nietos, todos ellos con edades entre 12 y 14 años: Lola y Freddy, de su hijo Thomas Charles, y Eliza, Gus y Louis, de su hija Laura Rose. Cuenta que le encanta jugar con ellos al Wordle, un juego on line de  moda  en el que cada día hay que adivinar una palabra en el menor tiempo posible. Compara sus puntuaciones con una de sus nietas, enviándose mensajes de texto para ver quién de las dos lo ha conseguido antes.

Y es que Camilla disfruta como cualquier abuela de poder dar algunos caprichos a sus nietos. «Lo bueno de ser abuela es que puedes consentirlos de vez en cuando, darles algo de las cosas que sus padres les prohíben tener», confiesa.

Camilla no esquiva ningún tema en la entrevista y aborda lo duros que fueron los años en los que era considerada como ‘la mujer más odiada’ del Reino Unido, después de que el príncipe Carlos decidiera dejar a su esposa, la princesa Diana de Gales, y más aún tras el trágico accidente en París que le costó la vida a Lady Di.

«Fui señalada durante tanto tiempo que lo único que me quedaba entonces era encontrar la manera de vivir con ello», confiesa. «A nadie le gusta padecer algo así», lamenta. «Pero creo que al final lo supero y me pongo manos a la obra», admite.

Y es que con el paso de los años las turbulentas aguas de la opinión pública contra ella se fueron calmando. Tanto que ahora goza de una imagen razonablemente buena, además del apoyo de su suegra, la reina Isabel II que decretó poco antes de morir que Camilla fuera considerada reina consorte una vez que su hijo mayor accediera al trono.

«Siempre estaré profunda y humildemente agradecida por la lealtad y el afecto que seguís mostrándome, pero, cuando llegue el momento, mi hijo Carlos será rey. Sé que le daréis tanto a él como a Camilla el mismo apoyo que me habéis dado a mí», dijo la soberana a sus súbditos.

La relación con el príncipe Carlos, que mantuvieron oculta durante los años que ambos estuvieron casados, comenzó como un auténtico escándalo y se ha ido consolidando y normalizando también con el paso del tiempo. A pesar de que sus agendas los mantienen muy ocupados, Camilla habla de su secreto para seguir dedicándose tiempo. «Siempre tratamos de tener un punto en el día para reunirnos. A veces es como si fuéramos dos barcos que se cruzan en la noche, pero al final siempre nos sentamos juntos, tomamos una taza de té y hablamos sobre nuestro día», explica.

«Es encantador ponerse al día cuando tenemos un poco de tiempo. Cuando nos vemos, lo mejor es que nos sentamos y leemos nuestros libros en diferentes rincones de la misma habitación. Es muy relajante porque sabes que no tienes que entablar una conversación. Sólo tenemos que sentirnos y estar juntos», relata.

Carlos III será coronado rey el 6 de mayo de 2023. En la ceremonia, que se celebrará en la abadía de Westminster, como ha ocurrido en casi todas las coronaciones desde hace nueve siglos, será entronizada también la reina consorte, Camila. Es habitual que pase este lapso de tiempo entre el fallecimiento de un monarca y la coronación del siguiente.

La ceremonia será oficiada por el arzobispo de Canterbury, como sucede desde 1066. Según la descripción de palacio, la coronación «reflejará el rol de la monarquía hoy y con la mirada puesta en el futuro, pero también enraizada en la tradición y la pompa». Ha tenido la misma estructura en el último milenio. El nuevo soberano es ungido, bendecido y consagrado por el líder espiritual de la Iglesia anglicana.

El ahora rey fue investido como príncipe de Gales en el castillo Caernarfon, en una ceremonia modernista diseñada por su tío, el fotógrafo lord Snowdon, marido de Margarita, hermana de la reina Isabel. Durante años se ha especulado si su coronación introduciría cambios profundos. Se sugería por ejemplo que, en vez de convertirse en Defensor de la Fe, modificaría el título para devenir Defensor de las Fes. Pero parece ahora improbable.

La coronación de Carlos III será una nueva proyección al mundo de la pompa ceremonial británica. Está asegurada la presencia de las familias reales europeas y de las dinastías del Golfo Pérsico, con las que el actual rey ha mantenido una relación estrecha. Su interés, además de la captación de fondos para sus actividades benéficas, ha sido cultural. Su madre tenía amistad con jeques del Golfo por compartir la afición por los caballos.

Tras las jornadas intensas que siguieron al fallecimiento de Isabel II, Carlos III y Camila regresaron a Escocia para pasar un tiempo de retiro, con algunas actividades protocolarias. Otros miembros de la familia, como los duques de Wessex o la princesa Ana, han emprendido viajes internacionales. La monarquía británica parece reducir el tamaño de los que cumplen con deberes públicos.

Los príncipes de Gales, que son los miembros más populares, han estado en Irlanda del Norte y en Gales, donde el ayuntamiento de Gwynedd les recibió pidiendo que renuncien al título. Se considera como un símbolo de la opresión inglesa, porque el título fue usurpado en el siglo XIV a los príncipes galeses. En esa zona del noroeste de Gales, el rechazo a Inglaterra es intenso. En la investidura de Caernarfon, en 1969, Carlos llevaba por precaución un chaleco antibalas.

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