Los grandes hitos de las astrónomas ignoradas

Descubrieron los púlsares, la materia oscura, las cefeidas, el primer cometa... Astrónomas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX abrieron el camino a los grandes misterios del Universo. Muy brillantes y pocos conocidas —en la mayoría de los casos silenciadas y olvidadas— otros se apropiaron y desarrollaron sus hallazgos.

«El desarrollo de la astronomía da un salto en el siglo XIX y las mujeres tuvieron un papel relevante muy poco conocido», asegura el miembro de la Asociación Astronómica del Bierzo, Antonio Galeote, que el sábado 21 ofrece una conferencia en la Fábrica de Luz. Museo de la Energía de Ponferrada a las 12.00 horas titulada Estrellas de la ciencia. Historia de las mujeres en la astronomía, un encuentro en el que se hablará de los grandes hitos de la astronomía realizados por las mujeres. «El público general tiene que conocer la importancia de las mujeres en la astronomía y la ciencia. Muchos descubrimientos relevantes del Universo fueron hallazgos de mujeres que han sido discriminadas por el hecho de ser mujeres».

Una de las astrónomas más importantes de esta etapa histórica fue Jocelyn Bell, un ejemplo para muchas jóvenes que en la actualidad estudian y se dedican a la investigación astronómica. Jocelyn Bell (1945) descubrió los Púlsares. «Cuando hacía su doctorado en la Universidad de Cambridge, en 1967, analizando datos tomados por un radiotelescopio notó unas señales de radio muy regulares y rápidas que provenían de estrellas muy masivas que rotaban a gran velocidad. Había descubierto los Púlsares». Galeote destaca la importancia de este descubrimiento para la astronomía. Los púlsares son estrellas de neutrones en rotación. «Ella fue la primera en detectarlos y después todo su equipo los estudió». Ese descubrimiento fue reconocido con el Premio Nobel de Física en 1974 que recayó en su director de tesis Anthony Hewish y Martin Ryle por el desarrollo de la síntesis de apertura. A ella nunca se le reconoció ningún mérito. Sus compañeros se apropiaron de sus hallazgos.

Jocelyn Bell todavía vive y, tras esta injusticia de los premios más importantes en todas las disciplinas, ha recibido reconocimientos de casi todos los ámbitos de la astronomía. «El Nobel es una aberración», destaca Galeote.

Materia oscura

Otra astrónoma relevante fue Vera Rubin (1928-2016). Tras años de estudio y trabajo, en 1974 descubrió que las estrellas en los bordes de las galaxias se movían más rápido de lo esperado «lo que llevó a la conclusión de que tenía que haber un tipo de materia invisible que provocaba este fenómeno: la materia oscura. Es una pena que la gente no conozca estos nombres de mujer, aunque todo el mundo haya oído hablar de sus descubrimientos». Chile construye un gran observatorio que lleva su nombre.

Cecilia Payne (1900-1979) es considerada una de las más grandes astrónomas del siglo XX. Galeote la destaca en su charla por ser la primera persona en lograr un doctorado en el área de la astronomía en la Universidad de Harvard, donde fue la primera mujer en alcanzar un puesto de profesora asociada en 1956.

Un papel destacado y poco reconocido tuvieron las calculadoras de Harvard. «Mujeres que clasificaban estrellas y jamás lucieron a pesar de ser muy brillantes», dice Galeote. Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, un grupo de mujeres, dirigidas por Edward Charles Pickering, director del Observatorio Astronómico de Harvard, fueron las responsables de analizar y catalogar más de doscientas mil estrellas, revolucionando así ciencia y astronomía. «Ellas, descubrieron enanas blancas, novas, nebulosas y centenares de estrellas.

Las mujeres que sentaron las bases de la astrofísica moderna, trabajaban por un salario entre veinticinco y cincuenta centavos la hora y llegaron a ser casi un centenar». Entre ellas cabe destacar a Williamina Fleming (1857-1911), «que no tenía estudios y era lista y ordenada», descubridora de la preciosa nebulosa Cabeza de Caballo, Antonia Maury (1866-1952), Annie Cannon (1863-1941) y Henrietta Leavitt (1868-1921), esta última descubridora de un tipo de estrellas variables conocido como cefeidas.

María Michell (1818-1889) fue la astrónoma que gritó: «¡La ciencia necesita a las mujeres!». En 1847 ganó gran fama y reputación al descubrir el cometa C/1847 T1, y un año después se convirtió en la primera mujer en ser admitida en la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. «Considerada la primera mujer astrónoma de EE UU, fue también la primera mujer profesora de astronomía de este país».

La pionera del siglo XIX fue Caroline Herschel (1750-1848). Hermana y ayudante del gran astrónomo William Herschel, es conocida por ser la primera mujer en descubrir un cometa (C1786 P1). «Su vida discurrió de forma paralela junto a la de su hermano, quien debe gran parte de su labor astronómica a la constante tarea y sólido apoyo de Caroline. Juntos llegaron a identificar una gran cantidad de estrellas, cometas y nebulosas».